A cuadritos
"Aquí hemos pasado de la tele con nieve a la tele con cuadritos". La Herminia, de un plumazo, destroza mi flamante explicación técnica de las bondades de la TDT que se le avecina.
Tres millones de personas reciben ya la televisión digital (la de cuadritos), en sustitución de la analógica (la de nieve), "sin apenas incidencias", dice el parte oficial. El resto convivirá con ambas hasta principios de 2010.
Tras jubilarse en la gran capital, Herminia ha vuelto a su pueblo del alma, Castrovido, un municipio burgalés que, según las estadísticas, vive una explosión demográfica. En el último año ha aumentado su población un 20%, o sea que ha pasado de 20 a 24 vecinos. Y la cantina de Begoña lo nota. Hay más consumiciones y es más fácil echar la partida. Aunque casi nadie lo mira, un televisor preside la sala. "O son repeticiones o te quieren vender algo", dice Herminia. "No valen nada de nada".
No es fácil que llegue algo a Castrovido, escondido entre montes, pero aún así un ordenador portátil con antena capta fácilmente los canales digitales de la zona, 23, casi uno por vecino.
La TDT probablemente acabe el mes con una audiencia nacional del 20%, y creciendo en su absoluto liderazgo, pero la mayoría de sus canales son, de momento, un contenedor de restos de series (de la factoría de ficción FDF a las repeticiones de Teledeporte), con la excepción del infantil Disney Channel que consigue atraer al uno y pico de la audiencia.
Hay más cantidad, pero la calidad no aumenta. Los canales de siempre, que siguen a la baja, tienen la virtud de convertir la pelota de tenis en cuadritos congelados (técnicamente: se pixeliza la imagen) con tanta frecuencia que consigue exasperar al circunstancial televidente de la cantina de Begoña. Los que siguen la eliminatoria de la Davis se desesperan y cambian de mando para volver al sistema antiguo, prefieren la imagen con nieve a la imagen congelada. Herminia no le da mucho futuro a la nueva televisión: "Aquí somos más del tute y el julepe".
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