Investigados por narcotráfico más guardias civiles destinados en el puerto de Marín

La operación Canal contra el narcotráfico que desplegó el Greco (Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado) el pasado fin de semana con un balance provisional de siete detenidos, tres de ellos en libertad provisional, y un alijo incautado de 815 kilos de cocaína ocultos en un contenedor de marisco congelado, podría extenderse. Ante los resultados de la redada, todo apunta a que hay más guardas civiles implicados en éste y otros alijos que presuntamente entraron en el puerto de Marín en los últimos tres años.

De los interrogatorios ya se deduce que el abogado de Vigo César Pérez Martínez tenía los contactos con los cárteles colombianos y fue el encargado de sobornar a, al menos, los dos detenidos uniformados que cayeron en la operación. El letrado, un auténtico desconocido en las tareas propias de la Justicia aunque atendía dos despachos, uno en Vigo y otro en Redondela, iba a percibir el 20% del valor del cargamento, unos 5,7 millones de euros una vez que la cocaína llegase a su destino. Con esa comisión, el abogado tenía que pagar los honorarios a los guardias corruptos y al empresario que importó la carga legal en la que iba camuflada la droga.

La policía ha iniciado una investigación patrimonial de los detenidos. Algunos como José Antonio Rodríguez Conde, al mando de la unidad fiscal en el puerto de Marín, contaban con un nivel de vida alto; chalé y vehículo de alta gama. El brigada en la reserva, Francisco Estévez, también detenido, es objetivo de esta investigación que podría llevar a la implicación de otros agentes sospechosos.

El empresario José Otero Armán, máximo responsable de la empresa de mariscos Galiciamar S L, de A Coruña, que sirvió de tapadera para introducir la cocaína, es el cuarto detenido enviado a la cárcel. La titular del juzgado número 8 de Vigo señala en el auto de prisión que el empresario tenía conocimiento de que en el contenedor que se cargó en Guayaquil (Ecuador), en un barco procedente de Cartagena de Indias (Colombia), traía algo más que gambas.