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Reportaje:

"Lo más duro, las expectativas"

Federer pide "un descanso" tras el doblete de Roland Garros y su sexto Wimbledon

Dan las seis de la mañana y Roger Federer sigue despierto en la casa que ha alquilado en Wimbledon. Hace tiempo que se quitó el frac con el que se vistió en el baile de los campeones, horas desde que despidió a los amigos que celebraban su sexto Wimbledon y el récord de los 15 grandes, más que nadie; y aún así el suizo sigue sin haber dormido. Por su mente, cuenta, desfilan las imágenes de su victoria, ese salto impresionante que marca su triunfo, mientras lee los periódicos, actualiza su Facebook y entra en los chats de Internet para ver qué se escribe sobre su tarde de gloria. Piensa entonces en Andy Roddick, el rival derrotado en un épico partido, y mientras ve un resumen del encuentro, exclama: "¡Por fin conseguí romperle el servicio (para 16-14 en el quinto set). Parecía que esto no iba a terminar nunca!". Una hora después, Federer se duerme. Son las siete y a las nueve, sólo dos horas después, aparece por el desierto club de Wimbledon.

-¿Es cierto que le han regalado la red de la pista?

-Sí.

-Rafa (Nadal, campeón en 2008 y ausente del torneo por lesión) fue el primero que se la llevó a casa y ahora está pescando con ella en Mallorca.

-¿En serio?-, responde.

Primero, el momento del triunfo. "No me volví loco", cuenta con una sonrisa; "por el dolor que sé que sintió Andy. Esto le hará más fuerte: se aprende más de las derrotas. Para mí, ha sido un verano de ensueño". El suizo ha completado un doblete idílico, Roland Garros y Wimbledon seguidos, una hazaña a la altura de muy pocos, sólo de Bjorn Borg y Rafael Nadal en los últimos 30 años.

Nadie sabe cuál es el calendario de Federer de cara al Abierto de Estados Unidos, que arranca el 31 de agosto; si jugará los torneos de Montreal y Cincinnati o estará en Suiza celebrando que será padre. Sí se sabe que Nadal, dolorido en las rodillas, pretende estar en Canadá, que el lunes 13 se hará más pruebas en Barcelona y que probablemente se lance a jugar la gira de tierra del norte de Europa.

"Lo más duro ha sido la presión, las expectativas creadas, el sentido de la oportunidad, la derrota de Rafa (en octavos de Roland Garros)", contesta de corrido Federer. "Estoy exhausto. Necesito un descanso. Ha sido un verano de ensueño". Hay algo muy apropiado en que Federer conquistara su decimoquinto grande en Wimbledon y frente a los mejores de siempre sentados en la grada. "El momento que más me inspiró como niño", cuenta el número uno, "fue una final de Wimbledon entre Stefan Edberg y Boris Becker. Ahí estaba yo, en el salón de casa, viéndoles por la televisión, pensando que, quizás, con suerte, algún día podría ser como ellos. Los ídolos te inspiran. Es increíble haber llegado hasta aquí. Me encanta ser grande", cuenta. Y como un grande se marcha: en avión privado y con 15 títulos del Grand Slam a cuestas.

Federer y Serena Williams, con los trofeos de campeones.
Federer y Serena Williams, con los trofeos de campeones.EFE

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