Ecologistas y armadores alertan de que el 40% del pez espada descargado es ilegal
Entre "el 40 y el 50%" del pez espada que llega a puerto es de procedencia ilegal y, "casi todo", dicen los armadores, pasa por Vigo, principal punto de descargas a nivel mundial para esta especie. Ecologistas y palangreros estiman que urgen más inspectores a pie de muelle. Medida que tiene visos de cuajar después de que el Congreso de los Diputados aprobase, en abril, una proposición no de ley que recoge la publicación de los expedientes abiertos a las empresas infractoras o la creación de una mesa de trabajo para el control de la pesca ilegal. Con esta plataforma se dará voz a la flota -con 180 buques de palangre mayoritariamente gallegos- y a las organizaciones ecologistas que debatirán, codo con codo, el modelo ideal de criba junto a sindicatos, comunidades autónomas y otras administraciones del Estado. No obstante, existe cierta inquietud en el sector, que no tiene noticias de que se hayan dado más pasos.
Gran parte de las partidas ilegales llegan confundidas con otras especies
Concepción Ortega, gerente de Espaderos Guardeses, recuerda que habrá que adaptarse al reglamento europeo antes de 2010. Para entonces "hay que tener un sistema parecido al de 2004", cuando una experiencia piloto implementó el número de inspectores públicos ejerciendo una presión insólita en los muelles con un efecto inmediato: "Se paralizaron muchísimos contenedores y se recuperó el precio". Esta actuación, confían, pondrá fin a "cuatro años de pérdida de valor". La mayor parte de las partidas ilegales, dicen, entra en buques portacontenedores, confundidas con otras especies que sí están documentadas y cuyo destino suele ser algún frigorífico de la ría viguesa o las empresas de procesado del Levante.
Fernando Curcio, director general de Recursos Pesqueros del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, reconoce que reciben "muy a menudo" denuncias de descargas ilegales por parte de la flota. "Si vemos que están bien fundadas, las seguimos pero, aun así, nuestro servicio de inspección funciona". No obstante, reconoce las limitaciones de controlar los dos millones de toneladas de productos de pescado que se introducen al año en España por tierra, mar y aire. Otra queja de los espaderos son las descargas de barcos portugueses sin cuota para este recurso. Y aunque el Gobierno toma nota, explican que no pueden denegar un desembarque "a no ser que Portugal lo notifique". "Estamos en un mercado globalizado, en Europa", recuerdan.
Ante las quejas constantes por las bajadas de precios, contesta la Administración con un "ruego de autorregulación" y la invitación a buscar "mercados más amplios". "No hay que culpar tanto a otras flotas", concluye. Curcio aboga por reducir la entrada de pez espada en España, ya que buena parte de las 26.000 toneladas que mueve al año se distribuyen en el mercado nacional. Sin embargo, el sector sigue apostando por él y trabaja por crear una organización interprofesional del pez espada con la Asociación de Mercas Profesionales (Amape), armadores y comercializadores que impulsen campañas de promoción para el consumo y aporten transparencia al mercado.
Las importaciones procedentes de terceros países, junto al uso de redes de deriva (prohibidas por la UE en 2002), "inundan y bajan los precios", indica María José Cormax, de la asociación ecologista Oceana. Lo paradójico es que luego la UE importa casi todas esas capturas que "desembarcan y venden de forma ilegal sin dejar rastro en las hojas de venta y sin control".
La consecuencia de todo esto se vive en los muelles vigueses, donde hay palangreros que no salen a faenar por falta de rentabilidad y tampoco pueden acceder a las subvenciones de la flota por desguace, al menos con la anterior Xunta. Ortega dice que "es una pena, porque las empresas familiares pierden el barco, el patrimonio y el trabajo".
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