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Reportaje:

Una gran caja nacida en el Vallés

Sabadell, Terrasa y Manlleu avanzan hacia la fusión - La tradición de no abrir oficinas en territorio ajeno facilita el proceso - Manlleu aporta su feudo de Osona

Hubo un tiempo en el que una tradición no escrita mandaba que Caixa Sabadell, que tiene 150 años de historia, no debía abrir oficinas en su vecina Terrassa. A cambio, Caixa Terrassa, que sólo existe desde hace 132, se abstendría de hacer lo propio en su vecina Sabadell. La tradición se convirtió en anomalía cuando una y otra fueron pinchando con chinchetas, una por oficina, el mapa de Cataluña. E incluso fuera.

Hoy, con un intento de fusión en ciernes entre ambas entidades sobre la mesa, junto a la más pequeña Caixa Manlleu, aquella no-norma, que se rompió sólo hace cosa de un lustro, es mera anécdota. Pero también ha acabado por resultar valiosa. El viejo pacto entre vecinos va a ahorrar a las tres cajas catalanas algún disgusto extra llamado "excesiva concentración de oficinas", por su proximidad geográfica. Bastantes sucursales coinciden ya, sobre todo en las comarcas del Vallès, si una y otra acaban sumando fuerzas.

Caixa Sabadell es la más grande, pero la de Terrasa es la más rentable
Casi el 80% de las oficinas de la entidad se concentrarían en Barcelona
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Un anterior intento acabó en multa

Las tres juntas suman 755 oficinas; el grueso de ellas, en Cataluña. Poca inquietud generan los solapamientos de las tres redes en Tarragona, Girona y Lleida, donde, agregadas, la caja resultante tendría sólo 47, 41 y 34 sucursales, respectivamente. Pero las comarcas de Barcelona son otro cantar. Casi un 80% de las oficinas de las tres se concentran en ellas.

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Los conocedores del sector saben que ese dato importa relativamente poco: puede haber oficinas muy rentables y muy próximas, otras aisladas y poco rentables, otras muchas superpobladas de empleados aburridos por contraste con las que tienen unos pocos que no dan abasto. Las cajas no quieren hablar de cierres, sino de unificación de oficinas, pero es obvio que el mapa final tendrá, como mínimo, un centenar largo menos de sucursales.

La recolocación de empleados y las salidas no traumáticas se dan por descontadas. Las cajas no cuantifican el excedente. UGT de Cataluña habla, al menos, de 400 personas, y recuerda que el 20% de las tres plantillas agregadas tiene más de 50 años. Las prejubilaciones pueden salir caras, pero ahí está el nuevo fondo de reestructuración bancaria que ha puesto en marcha el Gobierno central y que la Generalitat se plantea seriamente recurrir. El análisis de la red deberá hacerse concienzudamente.

La mayor de las tres cajas es la de Sabadell, con 379 sucursales y unos activos totales de 12.419 millones de euros, frente al balance de 11.756 millones de Terrassa (con 272 oficinas) y los menos de 3.000 millones de Manlleu, cuya red comercial tiene 104 puntos.

Pero el tamaño no lo es todo. Aunque Sabadell es mayor, gana menos dinero que su caja vecina del Vallès. También fue así en el primer trimestre de 2009: Caixa Terrassa ganó 11,3 millones de euros, el 33% menos que en los primeros tres meses del año anterior. El beneficio de Sabadell en el mismo periodo cayó en una proporción parecida, del 36%, que se tradujo en 8,15 millones frente a los 12,42 de primer trimestre de 2008. Manlleu vio caer igualmente su beneficio consolidado el 26,8%, hasta los 1,77 millones.

Terrassa también saca algo de ventaja por lo que respecta a la morosidad, que es un indicador que mide la proporción de créditos que la entidad ha concedido y cuyo cobro es dudoso porque algunas cuotas no han sido pagadas por el cliente. La tasa de mora de Sabadell sobre la inversión en crédito al cierre del primer trimestre es del 4,3%, mientras que la de Terrassa es del 3,79%. La pequeña Manlleu anda peor que sus potenciales socias, con un 4,52%.

La parte de ese crédito que está cubierta por la caja es, de nuevo, más elevada en el caso de Terrassa (71% del total, frente al 50,9% de Sabadell y al 41,9% de Manlleu), pero debe tenerse en cuenta que, si se incluyen las garantías hipotecarias, la cifra se eleva mucho más, al 107,8%, recuerda la caja que dirige Jordi Mestre, profesional que a medio plazo se perfila como el hombre fuerte de la nueva entidad, una vez que se jubile, el año próximo, Enric Mata, cuya voluntad de integración con Sabadell es antigua. De hecho, a finales de los setenta hubo un intento fallido, junto con la antigua Caja de Barcelona.

En plena sequía para la clientela, Caixa Sabadell está dando más crédito que Terrassa: en el primer trimestre, concedió a sus clientes 10.198 millones, frente a los 9.056,6 millones de Terrassa.

En materia de solvencia, sale ganando Caixa Terrassa, que acaba de relevar a su presidente (Jaume Ribera es el nuevo), ya que su coficiente es más elevado: el 13,4% frente al 11,87% de Manlleu y el 11,51% de Sabadell.

Todos los gestores repiten que fusionar no es cuestión de sumar por sumar, porque puede generarse un problema aún mayor. "Se buscan oportunidades de mejorar la eficiencia y de reforzar la solvencia, ante la actual coyuntura", enfatizan en Caixa Sabadell, que dice que analiza un acuerdo posible con Terrassa y Manlleu porque, explican, "de momento, son quienes quieren ser nuestros compañeros de viaje". Caixa Manresa se tomará su tiempo antes de decidir. Y Penedès y Laietana dicen mirarse el juego desde la barrera.

Aunque las cajas hayan dicho que estudian distintos escenarios -desde crear centros operativos compartidos hasta implementar plataformas tecnológicas comunes, sistemas integrados en distintos ámbitos o emisiones conjuntas en los mercados financieros-, "el proyecto tiende claramente hacia la integración, hacia una fusión", apuntan fuentes de Caixa Terrassa. Admiten que están ante un proceso "complejo", que pasa por construir un proyecto con sentido, con futuro, con sinergias. Y eso supone superar diferencias culturales, identificaciones con la marca, blindajes de la labor social de cada caja en su zona de influencia, duplicidades en los servicios centrales, un incómodo reparto de sillas...

Y no sólo es eso. Caixa Manlleu, por ejemplo, comparte plataforma informática con otras cajas, como Penedès. Y Sabadell y Terrassa han vendido la mitad de sus negocios aseguradores a socios distintos (Sabadell a Zurich, y Terrassa a Aegon y Reale). Eso significa que uno de esos socios, el que descarten, deberá ser compensado por una abultada cuantía.

El esbozo de la operación puede llegar relativamente rápido, pero la materialización llevará meses. Eso si no se suman nuevas cajas al proyecto o si el Banco de España no obliga a redefinirlo.

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