"Las amenazas a periodistas ya sólo las realiza ETA"
Ander Landaburu clausura las jornadas sobre violencia
"No nos tenemos que olvidar de la primera víctima en el periodismo, [el redactor-jefe de La Gaceta del Norte] José María Portell, ya hace 30 años. Entonces nos acosaban la extrema derecha y la extrema izquierda; ahora ya sólo queda el terrorismo de ETA". El periodista Ander Landaburu, ex delegado de EL PAÍS entre 1998 y 2007, recuperó ayer en un sincero y crudo itinerario lo que ha sido el trabajo en los medios de comunicación en Euskadi desde la transición, en la clausura de las jornadas sobre Violencia política, organizadas por el Instituto Valentín de Foronda de la UPV.
Con la conferencia Los desencuentros del mensajero: el periodista, de testigo a víctima, el periodista, nacido en París por el obligado exilio de su padre, vicelehendakari en el Gobierno de José Antonio Agirre, recordó las llamadas de madrugada y los anónimos que recibían en la transición de todas las facciones violentas. "En estos últimos años, las amenazas ya sólo están en los comunicados de ETA", apostilló.
Con su ponencia cerró dos días de estudio sobre la violencia política en la Historia. Un recorrido que ha ido de lo general a lo particular, partiendo de una visión pluridisciplinar, que ha abarcado la política, la sociología y la filosofía, pero que ha tenido como anfitriona a la Historia. Se ha tratado de determinar "a qué nos referimos cuando hablamos de violencia política, cómo se ha manifestado a lo largo de los tiempos, y cómo se enfrenta el historiador a la última expresión de este fenómeno, los terrorismos contemporáneos", resumió ayer el director del encuentro, Antonio Rivera.
Entre los ponentes, referentes conocidos como Santos Juliá, Ignacio Sánchez-Cuenca o Fernando Reinares, este último buen conocedor de las expresiones del terrorismo internacional, expresión difusa y desalmada de una violencia globalizada. Pero el simposio quería, sobre todo, reflexionar sobre cómo se enfrenta el historiador a los eventos recientes relacionados con la violencia política. "El objetivo era llegar a dotarnos de un pertrecho metodológico para poder abordar la historia de las víctimas del terrorismo en el País Vasco. Es urgente elaborar un estudio de las víctimas como protagonistas". "Ha quedado claro", concluyó Rivera, "que el historiador tiene que tener la voluntad de desmontar relatos que se levantan desde el desprecio al adversario político".
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