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APPLE / JOBS | Laboratorio de ideas

El culto a la personalidad del líder

Está muy enfermo el líder? Las autoridades del partido no lo dicen. Los de fuera analizan cada mínima aparición -o ausencia- en busca de señales de enfermedad grave. Los de dentro no pueden imaginarse la vida sin él y organizan demostraciones de fuerza mientras se disparan los comentarios sobre la fuerza y los títulos de su antes heredero natural.

Ésa es la situación en Pyongyang. Pero podría ser válido para lo que está pasando en Cupertino (California), sede de Apple, la empresa que ha vuelto a ser objeto de conjeturas en los mercados y los medios de comunicación acerca de la salud de su visionario fundador, Steve Jobs. Es un exceso comparar el gobierno de una de las empresas tecnológicas más prósperas del mundo con la dictadura coreana. Y aunque Jobs es querido en Apple, ni siquiera ellos le atribuirían hazañas sobrehumanas, como hacer varios hoyos de un solo golpe la primera vez que jugó al golf (uno de los supuestos logros de Kim Jong-il).

Las notas de Apple sobre la salud de su consejero delegado han sido siempre en exceso optimistas. Primero, Jobs era víctima de un virus en junio de 2008. En enero de este año padecía un desequilibrio hormonal. Una semana después se tomaba una baja de seis meses. Ahora le han transplantado el hígado. Mientras, las buenas noticias, como que Jobs se presentó en el trabajo el lunes, se saben enseguida. El riesgo de este silencio selectivo es que cree expectativas irrealistas respecto a la capacidad para gobernar del fundador y enturbie los planes de sucesión.

Una cosa es presentarse en la sede de una empresa y otra dirigirla. Pero la compañía sigue manteniendo que Jobs volverá pronto al tajo. Los transplantes de hígado son un avance científico verdaderamente asombroso. Pero los receptores deben tomar fuertes medicamentos inmunosupresores, que pueden provocar efectos secundarios graves, el resto de su vida.

Aunque es duro contemplar la mortalidad de Jobs, evitar el tema no hace que desaparezca. Aproximadamente el 30% de los pacientes con un transplante de hígado muere en los cinco años siguientes. Apple debería tener en marcha un plan de sucesión claro. Pero el actual ejecutivo de la empresa, Tim Cook, ni siquiera ha sido nombrado consejero delegado en funciones durante la baja de Jobs. Por el bien de los accionistas, Apple tiene que ser más grande, y esperemos más duradera, que cualquier hombre, incluido Jobs. La empresa y su consejo de administración deberían tener la confianza de proclamarlo. -

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