Ni mucho menos invencible
El gasto irreflexivo puede destruir hasta al genio más creativo. Michael Jackson proporciona un triste ejemplo. El momento álgido de las grabaciones del cantante fue en la década de 1980, cuando la música grabada todavía era enormemente rentable. Era también un inversor inteligente. Una inversión de 47,5 millones de dólares en derechos musicales de los Beatles en 1985 valía aproximadamente 1.000 millones en el momento de morir Jackson, roto y probablemente casi arruinado, el pasado jueves.
Casi todo en la vida musical de Jackson -sus innovadores vídeos musicales, su atractivo para todo tipo de públicos y los patrocinios comerciales- fue muy lucrativo. El escándalo y las demandas judiciales redujeron considerablemente su fortuna, pero no ha muerto en la ruina. Según The Wall Street Journal, en el momento de su muerte ganaba 19 millones de dólares anuales en concepto de derechos de reproducción y beneficios de sus inversiones.
Aun así, eso no cubría ni de lejos los intereses de las deudas acumuladas a lo largo de muchas décadas de vida extravagante, y que se situaban entre los 300 y los 500 millones de dólares. Gastar tanto tiene mérito en sí. Si suponemos el extremo inferior de la gama y un tipo de interés medio del 8%, Jackson tenía un déficit anual de cinco millones de dólares (antes de pagar comida, ropa y seguridad).
Puede que Jackson hubiera sido capaz de pagar sus deudas vendiendo activos y recortando fuertemente sus gastos. Y en parte lo estaba haciendo, e incluso había puesto en venta Neverland, su rancho.
Pero la principal estrategia financiera del cantante era intentar aumentar sus ingresos. El contrato para dar 50 conciertos en Londres era un intento desesperado por llegar a final de mes. Es posible que la preparación para una temporada tan agotadora fuese lo que acabó matándolo.
Es fácil decir que "el loco Jackson" era un caso especial. Pero muchos millonarios han gastado y se han endeudado hasta arruinarse sin construir zoos privados ni pagar supuestamente 20 millones de dólares para acallar acusaciones de abusos a menores.
De hecho, a los muy ricos puede resultarles más difícil que al resto de los mortales que vivimos de una nómina admitir que su economía está descontrolada. Jackson malgastó su dinero de una manera especialmente pública. Pero era muy consciente del poder corruptor del lucro: "Dinero, dinero. Miente por él, espía por él, mata por él, muere por él". -
