La pesadilla de Rodin
La obra de Auguste Rodin (París, 1840-Meudon, 1917) marca un antes y un después en la historia de la escultura. Su fuerza y capacidad innovadora fueron tal que tanto sus contemporáneos como los creadores posteriores bailaron en torno a su estela. Este inusual fenómeno se puede contemplar en la exposición ¿Olvidar a Rodin? Escultura en París 1905-1914 que hasta el 13 de septiembre se puede contemplar en la Fundación Mapfre, en su sede del paseo de Recoletos. Por primera vez, disponen de guías para personas con discapacidad visual o auditiva.
La exposición cuenta cómo en torno a 1900, Europa vive una auténtica fiebre rodiniana. Rodin está en la cima de su gloria. Su exposición del pabellón del Alma, realizada al margen de la Exposición Universal, tuvo tal éxito que le convirtió en un dios. Lehmbruck, Henri Gaudier-Brzeska, Brancusi, Picasso, Zadkine son creadores que sucumben al efecto Rodin. Todos consideran que el escultor contiene la esencia de la modernidad, y bien para seguir su huella o para hacer justamente lo contrario, Rodin se convierte en una auténtica pesadilla para los artistas.
