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Reportaje:

"Merece la pena luchar"

Ballesteros presenta su fundación contra el cáncer a los nueve meses de operarse de un tumor cerebral

Carlos Arribas

Severiano Ballesteros, de 52 años, es un hombre afortunado. No sólo por todo lo que ha ganado en los campos de golf, sino también porque tenía ganas de comerse un buen entrecot, poco hecho, la noche en que cambió su vida.

El mono carnívoro le condujo aquella noche de octubre pasado a un restaurante a dos pasos del hospital de La Paz, de Madrid. Así que, cuando sufrió su segundo desvanecimiento del día -el primero fue en la T4 de Barajas, pero, hambriento como estaba, no le dio importancia apenas-, sus acompañantes -su sobrino Iván y su hijo Miguel- se encontraron con la elección hecha. A Urgencias de La Paz, rápido. "Y allí me salvaron la vida", dijo ayer Ballesteros, moreno, espléndido, una cicatriz en la raíz del pelo de su sien derecha como recordatorio de sus cuatro operaciones a vida o muerte, de los 72 días que pasó en el hospital público sintiéndose como pensaba que "debería sentirse Ortega Lara en el zulo". "Fue la suerte de los campeones. No pude elegir hospital, pero, si me volviera a pasar, volvería a confiar en la sanidad pública española".

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Severiano Ballesteros
"Ahora soy mejor persona"

Lo contó Ballesteros, gafas antipresbicia para leer los folios preparados, la energía habitual, los gestos de fuerza, la determinación en la voz, matizados, pero siempre presentes, en su primera conferencia de prensa desde sus avatares quirúrgicos, acompañado por los doctores Pérez Álvarez e Isla, los neurocirujanos que extrajeron de su cerebro un tumor del tamaño de dos pelotas de golf. Junto a ellos presentó la Fundación Seve Ballesteros (imagen: su gesto con el puño cuando un putt que tardó una eternidad en entrar en Saint Andrews le dio en 1984 su segundo Open Británico) contra el cáncer, su "granito de arena para combatir esta enfermedad y lanzar el mensaje de que merece la pena luchar".

Serán los responsables de La Paz quienes decidan el destino de lo aportado por la iniciativa de Ballesteros, quien prometió dar exhibiciones y conferencias para recaudar fondos. "La cirugía no es suficiente. El futuro es la investigación en biología molecular, la neurooncología, y eso requiere mucho dinero", explicó Isla.

"Como les dije a los médicos al despertar, mi nuevo nombre es Seve Mulligan. Soy un hombre afortunado", repitió Ballesteros, "y no sólo por ganar lo que he ganado, sino también porque tengo la oportunidad de vivir una segunda etapa. Vuelvo a jugar al golf y, aunque ahora me gane mi hijo, sé que le volveré a ganar. Y soy mejor persona que antes porque la parte mala me la han quitado los doctores".

Para demostrarlo, Ballesteros, que aún se somete a quimioterapia para evitar la reproducción del tumor o frenarla, tuvo humor para ironizar. Tras dar las gracias a todos los que han pensado en él, se acordó también de los periodistas: "Algo que no pude lograr de jugador".

Seve Ballesteros saluda a una amiga durante la presentación de su fundación contra el cáncer.
Seve Ballesteros saluda a una amiga durante la presentación de su fundación contra el cáncer.ÁLVARO GARCÍA
Seve Ballesteros se mostró una excelente forma el jueves en su primera rueda de prensa desde que se desmayó en octubre y fue sometido a cuatro operaciones para extirparle un tumor cerebral.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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