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Los astilleros amenazan con cerrar si sigue la huelga

"Todos los que estamos aquí tenemos el agua al cuello". Francisco González Viñas, presidente de Barreras, habló ayer en nombre de los astilleros de la ría de Vigo y Marín (Cíes, Metalships, Armada, Cardama, Freire, Vulcano y Armón), para pedir que finalice la huelga del metal. De lo contrario, advirtió que tendrán "un serio problema de supervivencia" por los "treinta y pico", barcos que en estos momentos están en los diques y que acumulan "3,5 millones de horas de trabajo que se han perdido por la huelga".

El sector está siendo víctima de su propio modelo "de síntesis", nacido de la reconversión de los años 80, que ha dejado en la mínima expresión las plantillas propias para potenciar las subcontratas. Las mismas que ahora están enfangadas en un conflicto que parece no tener fin y que ayer cumplió su paro número 16. "Se están poniendo en riesgo 1.000 millones de euros si de manera inmediata no se vuelve al trabajo", aseguró. A su lado, Alberto Iglesias, del astillero Metal-ships, puntualizaba que no se trata de días: "Necesitamos que desconvoquen la huelga dentro de media hora o vamos a perder 8.000 puestos de trabajo". Los mensajes tremendistas se repitieron en boca de los ejecutivos del resto de constructores: "Ya no sabemos qué decirles a los clientes"

"Los armadores quieren hacer caja", aseguró José Luis Méndez, de Vulcano, para explicar que si los astilleros no cumplen con las entregas estarían ofreciéndoles en bandeja a sus clientes una excusa para exigir el reembolso de los adelantos entregados para cada pedido, además de su cancelación, "y estamos hablando de que un barco cuesta 100 millones de euros".

Mientras los empresarios reclamaban el fin de la huelga, CIG y UGT se reunían de urgencia con sus afiliados. Los primeros preparaban la movilización general que para hoy han convocado en solitario en todo el sector del metal, incluida Citroën y otras empresas con convenio propio. Los segundos analizaban la propuesta presentada por los mediadores para luego calificarla de "insuficiente" por la "escasa" subida salarial propuesta. Pero puede haber tregua. Manuel Golpe, su secretario del metal, aseguró que están valorando "si merece la pena hacer un planteamiento diferente de movilicación teniendo en cuenta la situación de los astilleros". Lo mismo opina UGT, que previsiblemente decidirá hoy congelar los paros, algo que dejaría aislado al sindicato CIG, que tiene el 49% de la representación. Miguel Anxo Malvido, su secretario del metal, cree que las empresas están urdiendo una estrategia para evitar tener que sentarse a negociar la regulación de la contratación en los astilleros.

Desacuerdos

El hecho de que Barreras haya tenido que trasladar un barco a Viana do Castelo para terminarlo y cumplir los plazos de entrega ha sido la gota que colma el vaso de la división sindical. Al grito de "vendidos", los afines a CIG abuchearon a los representantes de las otras dos centrales en la asamblea de ayer, algo insólito en la historia de este conflicto. Ramón Sarmiento, de CC OO, reconoció que se está pasando por una "fase crítica", especialmente el naval. "No estamos en disposición de jugarnos esos puestos de trabajo", aseguró. Para él es la hora de una tregua que devuelva la normalidad al sector. Lo que parece claro es que la central nacionalista continuará con o sin el apoyo de las demás.

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Según recoge Europa Press, el llamamiento del dirigente de CIG Antolín Alcántara ayer a los manifestantes no deja ninguna duda: "El tiempo que pase hasta que firmemos el convenio, vamos a estar ahí, complicándoles la vida a los empresarios. No va a haber paz".

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