El subidón mental de Federer
La victoria en Roland Garros, el 'grande' que le faltaba, y su humildad impulsan al tenista suizo
Por los pasillos baja una marea blanca vestida con la misma camiseta y una única consigna. Rey en Queen's, campeón en Wimbledon, reza el juego de palabras en homenaje al británico Andy Murray, que hace dos semanas ganó en Queen's su primer torneo sobre hierba y que ayer batió en la primera ronda de Wimbledon al estadounidense Robert Kendrick por 7-5, 6-7 (3), 6-3 y 6-4. Otro tenista, sin embargo, sigue delante de él en la lista de favoritos. Escucha música de Metallica y AC/DC en los entrenamientos. No teme ponerse unos tacones para hacer un anuncio. Se pasea por Londres con una sudadera blanca de ribetes dorados. Y ha tardado un año en digerir los consejos técnicos que le han ayudado a renacer y le han colocado a un paso del récord más absoluto de todos los récords: Roger Federer, que juega hoy contra Guillermo García-López, busca su 15º título grande.
Higueras: "Perder peso y hacer dejadas de derecha ha sido fundamental para él"
Lundgren, su antiguo entrenador: "Ha vuelto a estar muy centrado en el juego"
"A mí me llaman cuando tienen problemas", se sonríe José Higueras, ojos de azul acero para dirigir a Pete Sampras, en su día, y a Federer, que le contrató hasta el otoño de 2008; "los campeones están arraigados a lo que les ha hecho ser tan buenos. No obstante, él tiene la habilidad de escuchar. Quizá no lo hace en el momento, porque lo tiene que digerir, pero lo lleva a cabo. Perder peso fue una cuestión que tuve constantemente con él porque no estaba en forma. También, que era importante hacer dejadas de derecha. Ahora, contra los tipos grandes, que no corren muy bien hacia adelante, tiene ese tiro".
Federer, que cada año cambia de casa en Wimbledon, es más que un tenista. Es una potencia económica en sí mismo. Por contrato, debe afeitarse todos los días. Una vez, en Madrid, su esposa llamó desesperada a un empleado de la ATP: no sabía dónde encontrar las cuchillas de la marca que le patrocina. El suizo ha hecho de Facebook su mejor plataforma de propaganda. Es la imagen de una compañía de aviones privados, la que le trae y le lleva; se ha atrevido a posar en tacones al son de Stayin' Alive, de los Bee Gees, y conversa frecuente con Tiger Woods -"nos une el éxito"-. El Federer íntimo ha sido construido por su mujer y su padrino. Marc Rosset, oro en los Juegos de Barcelona 1992, le convirtió en un connaisseur (conocedor) cuando se lo llevó de cena a los 16 años y descubrió que era estrictamente vegetariano. Enseguida pidió un plato con todos los cortes de carne posibles. Nunca volvió a ser el mismo. Y menos cuando recondujo su talento.
Es la segunda característica del campeón actual. ¿Qué es lo que más impresiona del Federer ganador en Roland Garros a Peter Lundgren, el entrenador con el que consiguió su primer Wimbledon? "Cómo mejoró su mentalidad", responde; "su capacidad de cambio para pasar de no estar centrado en el juego a estar muy centrado". El suizo arrancó como un talentoso arisco. Sus padres se negaban a ver sus partidos. Cambiar eso ha sido fundamental, según Fabrice Santoro, de 36 años el más veterano del circuito. "Su técnica es perfecta", cuenta, "pero ha cambiado desde la primera vez que jugué contra él [1999]: era menos disciplinado". La diferencia se traduce en 14 grandes y más cosas. "Tiene tantas armas que te vuelve loco. Te sientes inútil", dice Feliciano López; "y más en hierba. No ves por dónde meterle mano. Tras Roland Garros, se ha metido un subidón mental".
"Sé cuándo tomarme un descanso", destaca Federer; "estaba mentalmente agotado porque en París sentí como si tuviera que jugar cuatro finales seguidas. Ya pasó. Estoy preparado". No hay dos campeones iguales, pero algunos se parecen. "Enseguida me recordó a Sampras por su seguridad en sí mismo", dice Higueras; "lo más importante es su sencillez. Ojalá todos fueran como él o [Rafa] Nadal. Tienen clase. Prueban que para ser un campeón no hay por qué ser un subnormal".
Otros resultados de la primera ronda: Hombres: D. Ferrer-K. Kim (EE UU): 7-5, 6-3, 4-6 y 6-2. V. Hanescu (Rum.)-I. Navarro: 6-3, 6-7 (5), 6-4, 6-7 (5) y 12-10. L. Mayer (Arg.)-Ó. Hernández: 6-0, 6-0 y 6-3. Mujeres: D. Safina (Rus.)-L. Domínguez: 7-5 y 6-3. A. Medina-M. Domachowska (Pol.): 3-6, 6-3 y 6-4. C. Suárez-K. Kanepi (Est.): 6-4, 3-6 y 6-3.
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