"Ni tengo ni se me ve ningún plumero"
Pregunta. ¿Por qué, teniendo su cargo once novios, ya se sabía que usted se llevaría a la chica?
Respuesta. Eso se decía, pero hasta el final no fue claro.
P. ¿Qué aportaba a la boda: era más guapo, tenía más dote?
R. Quizá era más antiguo. O más perseverante.
P. Y cree que a esta chica le gustan maduritos.
R. Pues parece ser que en este caso, sí.
P. ¿Se lo debían porque Dívar se le cruzó para la presidencia del Supremo?
R. Se oyó mi nombre para el Tribunal Supremo, pero no creo que tuviera nada que ver. No me ofrecieron nada ni yo lo pedí.
P. Con la que se traen con los nombramientos en el Consejo y los altos tribunales, ¿alguien puede pensar que la justicia es independiente?
R. Yo creo que sí. Los tribunales han llegado a asuntos muy importantes, como juzgar a algunos cargos políticos o a las mafias organizadas, y hace unos años eso era inconcebible.
P. Citó como ejes de su actuación "la independencia judicial" y "el ejercicio de la responsabilidad". No se mató a pensar.
R. No. No tuve que quebrarme la cabeza.
P. Dijo que se aburría en el Supremo. Si es tan aburrido, ¿por qué hay bofetadas para llegar?
R. Es buena pregunta. Cada persona es un mundo y a cada uno le gusta una determinada forma de trabajo. Pero aburrimiento es una palabra que no debí utilizar.
P. Es rarito que rebajara su categoría, que haya descendido en el escalafón para venir aquí, que no cumpliera las condiciones. ¿Esconde algo? ¿No se le verá algún plumero?
R. Ni tengo ni se me ve ningún plumero. Me gustaba hacer un cambio profesional. Si escondo algo o no el tiempo lo dirá.
P. Como se aburra también aquí, y con esta afición a los descensos, ¿qué va a pedir, ser juez de paz?
R. Bueno, pues tampoco habría mayor inconveniente, si llega el momento y considero interesante para mi vida profesional irme tranquilamente a un pueblo. Me iría a La Vera, o a Herrera del Duque. Un sitio bastante alejado donde no hubiera tensión ni periodistas que me preguntaran estas cosas.
P. Sabido es que la Sala de lo Militar del Supremo es un balneario. A ver si se va a herniar aquí.
R. ¿Un balneario? No todo se mide por la cantidad, sino también por la calidad. Aquí, sí, tengo que tener cuidado. Yo no sé si herniarme, pero con el ritmo de trabajo que llevo tengo que marcar ciertas pausas.
P. ¿Qué va mejor: la Audiencia Nacional o la economía?
R. Yo creo que va algo mejor la Audiencia Nacional [ríe], a pesar de lo que algunos piensen.
P. Tiene aquí un puñado de falleras mayores notable. ¿Usted es la reina de las fiestas?
R. No, yo no quiero ser ninguna reina de las fiestas. Ni quiero serlo ni quiero que haya falleros. Quiero que haya jueces profesionales que cumplan con su labor.
P. ¿Cree que les pasa a todos por la izquierda?
R. Esto es muy relativo. Creo que quizá no, pero no lo descarto.
P. Hay quien dice que, con usted, a Garzón le va a arder, y le ha empezado a arder ya, el pelo.
R. No es justo. Yo al juez Garzón le tengo el máximo respeto. Conmigo tiene que tener la misma preocupación que el resto de los jueces. Ni un ápice más.
P. ¿Prefiere nadar o guardar la ropa?
R. Si hay que nadar, aunque nado muy mal, nado. Y si tengo que dar la cara, la doy.
P. Cíteme una actriz mítica para usted.
R. Julia Roberts. Y en España, Emma Suárez me encanta, porque tiene un aire melancólico, así rubio, impregnado de una tristeza que indica un mundo interior intenso.
P. ¿Tiene sueños eróticos?
R. Sí, sí, claro. Aunque últimamente no tengo tiempo de tenerlos con frecuencia [carcajada]. Ahora sueño que estoy durmiendo y el colchón sube para arriba, y me voy no sé dónde, no sé si llego a la Luna o a Marte...
P. A ver si lo de levantársele el colchón va a ser que llega a la presidencia del Supremo.
R. No, no va por ahí. Yo creo que es una sensación de huida.
P. ¿Cuál es su principal frustración?
R. Desde el punto de vista judicial, no tengo. Pero me hubiera gustado ser más alto, tener los ojos azules. Ser más alto me hubiera dado más facilidades de todo tipo.
P. ¿Cree que hubiera ligado más?
R. Pues posiblemente hubiera ligado más.
P. ¿Desde pequeño ya quería presidir la Audiencia Nacional?
R. No. Yo de pequeño quería ser juez o futbolista. El juzgado de Logrosán, donde vivía, estaba arriba de mi casa. Y desde el patio oía los juicios, y el juez me producía una veneración enorme, y empecé a mitificar su figura. De no ser juez, la única profesión que me hubiera gustado es ser médico, por su capacidad analítica. Pero he sido lo que he querido: juez.
Perfil
Tiene 61 años y dos hijas, y dice que su lema es "No juzgues y no serás juzgado", lo cual parece un poco difícil en su profesión, al menos por lo que respecta a la primera parte de la sentencia. Le gustan la lectura, la gastronomía y las cañas con los amigos, y recuerda de su infancia los seriales de Julio Valor, las peripecias de Superman y los castigos de los agustinos por cantar mal. Piensa que los jueces están faltos de cariño.
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