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Reportaje:Carreras & Capital humano

A grandes males, nuevos líderes para el cambio

Los directivos tienen que aplicar técnicas distintas de gestión

Un escorpión le dijo un buen día a orillas del Nilo a un saltamontes: "Deseo saber tu secreto. Hace tiempo que te conozco y siempre estas de buen humor, nunca te falta el alimento y el resto de insectos ansían tu compañía. Yo en cambio, me paso la vida recolectando para cuando llegue la crecida, pues no quiero ahogarme procurándome el sustento. Aguardo solo encerrado a que pase la temporada y cuando bajan las aguas salgo y vuelvo a recolectar".

"¡Ay!", se lamentó el saltamontes. "El secreto está a tu alrededor. Observa cuanto te rodea. Verás que el paisaje es cambiante como tú debes serlo. Cuando llega la crecida no me arriesgo a ahogarme, busco otros caminos para encontrar la comida y guío a otros insectos".

Buscar nuevas alternativas, diferentes vías e innovar estrategias es el camino recto para comenzar el reflotamiento de las entidades más afectadas por la crisis, así como las que han de adaptarse para conservar su estructura, su producción y seguir creciendo. Los directivos han de ser así capaces de innovar hacia otros modelos de gestión adecuados a la actual realidad económica.

Y es que en épocas tan difíciles como la que está lidiando el mundo entero, las empresas necesitan soluciones nuevas. Quedan atrás las épocas de los gestores y sus labores continuistas dado que la realidad ha cambiado. Por ello, asistimos más que nunca a la revolución de las ideas para que los ejecutivos den lo mejor de sí mismos y se superen aportando un cambio en sus modelos de gestión. Y es un ejercicio difícil. Según los expertos, el 70% de las nuevas ideas propuestas por los directivos a sus empresas no ven la luz. Por ello, es necesario dotarles de nuevas herramientas para alcanzar esos modelos de liderazgo, que requieren como piedra angular un espíritu emprendedor e innovador. "El complicado arte de gestionar se revela en estos momentos insuficiente. Hay que innovar. Al directivo de hoy, además de resultados se le está exigiendo que ayude a las personas de su unidad a que evolucionen con rapidez, que sea el motor del cambio y su impulsor", afirma Virginio Gallardo, director de Humannova, firma especializada en el liderazgo de la innovación y autor del libro Liderazgo transformador (LID Editorial).

Gallardo propone a los directivos españoles un viaje por las ideas para conseguir un nuevo tipo de directivo que lidere la transformación de su empresa o de su organización para asegurar su éxito. "Un líder innovador no es alguien que una vez tuvo una idea, creó algún producto o hizo una transformación organizativa por exitosa que fuese, sino alguien que tiene unos valores y conductas relacionados con la innovación que de forma permanente en el tiempo le hacen gestionar nuevas ideas. El líder del futuro es capaz de gestionar los cambios, de convertir las ideas en realidades. Son gestores de ideas, impulsores de emociones, voluntades y talento. Deben ser capaces de inspirar a su organización a construir una idea de futuro que transmita confianza sin dejar de poner la vista en los problemas y resultados del hoy", explica.

Según la encuesta global a consejeros delegados y alta dirección realizada por IBM, hay un importante aumento en el número de organizaciones que prevé "cambios sustanciales" en sus compañías en el futuro. El 98% de los ejecutivos planea hacer algún cambio en su modelo de negocio y dos tercios se refieren a variaciones significativas. De estos, el 39% va a actuar sobre su modelo organizativo, modificando la configuración de la compañía y estableciendo qué actividades se realizarán internamente y cuáles en colaboración con terceros.

Sin embargo, la realidad es otra, dado que, según diversos estudios, el 70% de los directivos españoles no gestiona bien el cambio. Según el estudio Liderazgo y cultura innovadora de Humannova, las empresas son organismos vivos, con una cultura, valores, creencias y comportamientos susceptibles de ser modificados a los nuevos entornos o bien para sobrevivir, o bien para mejorar sus resultados. Y esa modificación, ya sea de tipo organizativo, de procesos o tecnológica, implica cambiar los comportamientos, muchas veces arraigados en las personas.

Por ello, el líder se ve en la difícil situación de luchar contra la cultura de la empresa para tomar medidas resolutorias tras plantearse cuestiones como: ¿en la plantilla están las personas más adecuadas a cada puesto?, ¿cómo desarrollamos a las personas?, ¿estamos desarrollando su potencial al máximo? Y es que las personas, antes que los procesos y la tecnología, son la pieza fundamental para que los intentos de cambio de las organizaciones lleguen a buen puerto. Por ello hay que crearles la conciencia del cambio, que participen en la necesidad del mismo, que no sientan los nuevos métodos y herramientas ajenos a ellas, motivarlas para que éstos se hagan con rapidez, que es muchas veces la clave del éxito con respecto a la competencia.

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