El nacionalismo exige valentía a los radicales

La irrupción sangrienta de ETA en el cambio político de Euskadi permitió ayer al PNV, especialmente, y al resto de las fuerzas nacionalistas sacudirse la presión ideológica a la que venían siendo sometidas por la izquierda abertzale radical en las últimas semanas, sobre todo tras los resultados de las elecciones europeas.

El renovado protagonismo de los radicales, gracias a la constatación en las urnas de su consistente suelo electoral expresado a través de Iniciativa Internacionalista (II), les permitió cuestionar el espacio ideológico del PNV y de Aralar. Ayer, a escasos metros de donde ETA asesinó al inspector de policía Eduardo Antonio Puelles, los principales dirigentes del nacionalismo devolvieron la pelota a la izquierda abertzale, incidiendo donde, sin duda, más le duele: cómo hacerse valer ante ETA para que la política acalle al terrorismo.

Bilbao: "Quiero que alcen la voz para decir que ETA sobra en este país"

En un tono dialéctico sin fisuras, el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao (PNV), afirmó que le gustaría "oír alzar la voz a los representantes de la izquierda abertzale radical para decir que ETA está de sobra en este país, que no hay nada, ni ideología ni patria ni religión, por lo cual merezca la pena matar", subrayó durante su visita al lugar del atentado, en Arrigorriaga.

El PNV se siente muy molesto con el marcaje del que es objeto por la izquierda abertzale, que no ha dudado en abrir su puerta a los militantes jeltzales proclives a las tesis soberanistas y críticos con las posiciones autonomistas de su partido. De ahí que su portavoz parlamentario, Joseba Egibar, también aprovechara la coyuntura para mandar un nítido mensaje a los radicales. "ETA quiere determinar los designios de esa izquierda abertzale que quiere asomar a la superficie democrática y trabajar desde las vías políticas", recalcó el presidente de los peneuvistas guipuzcoanos, al tiempo que exigió "a ese sector" que "rompa el silencio y reclame a la banda que deje las armas".

Al presidente del PNV, Iñigo Urkullu, le correspondió un papel menos beligerante y centró su mensaje en la descalificación de ETA y en la apuesta de su partido por la convivencia. En este marco se inscribe la solidaridad expresada por varios miembros de la dirección nacionalista al consejero de Interior, Rodolfo Ares, en el mismo escenario del atentado.

A su vez, Aralar, que siente su espacio electoral amenazado siempre por la presencia de la izquierda radical, siguió la senda del discurso del PNV. Por eso, su portavoz parlamentaria, Aintzane Ezenarro, emplazó "a todas las personas abertzales y de izquierdas a que rompan su silencio, para decir que este no es el camino, que este tipo de atentados van en contra de los derechos humanos".

Las dos almas de Eusko Alkartasuna, por su parte, coincidieron en su crítica a ETA, pero Alkarbide extendió su posicionamiento a exigir "al mundo de la izquierda radical a que rechace y condene este atentado".

Mientras, ELA, que comparte estrategia con el sindicato abertzale LAB, ofreció ayer una nítida contundencia contra la banda terrorista. "No necesitamos a ETA en absoluto", manifestó su secretario general, Txiki Muñoz. Para el sindicato nacionalista mayoritario, "lo que ETA ha hecho no es el camino, por el daño que causan y porque, además, entorpecen la puesta en marcha de procesos que tienen que ser civiles y democráticos".

Zapatero impone la Medalla de Oro al Mérito Policial a Eduardo Puelles