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Balance de dos años de gobierno municipal

Barcelona capea la crisis con gasto social y obras a medio gas

La atención a las personas y los equipamientos culturales contrastan con la falta de concreción de otros proyectos

Los dos primeros años del mandato que lidera Jordi Hereu no han sido uniformes. Algunos de los servicios e iniciativas del gobierno municipal han funcionado mejor que otros. Si la acción de gobierno se pusiera en una balanza, ésta se inclinaría a favor de las iniciativas de proyectos culturales y los servicios de atención a las personas. Lo que sigue es un balance de las principales áreas de gestión municipal.

Atención social

De todas las áreas de gestión del Ayuntamiento de Barcelona es la que ha tenido especial relevancia estos dos primeros años del mandato municipal, sobre todo desde mediados de 2008 por la factura que está pasando la crisis económica. La cartera la dirige Ricard Gomà (ICV-EUiA), los socios de gobierno del PSC. De hecho, Barcelona empezó a incrementar el gasto y la inversión social en 2005 cuando ya se vislumbró que la exclusión de miles de personas era un hecho. las cifras son elocuentes: alrededor de 116.000 residentes en la ciudad viven en una situación de pobreza grave, con unos ingresos por debajo del 40% de la renta mínima, que es 624 euros. Otro dato: el 10% de la población de Barcelona es usuaria de los servicios sociales. Así que los presupuestos en atención social- desde teleasistencia, hasta comedores sociales, pasando por programas para niños y jóvenes, entre otros- se han incrementado año tras año. En 2008 fueron unos 90 millones de euros. Este año 118. Los incrementos se han traducido en equipamientos sociales: de 30.024 servicios de teleasistencia de 2007 se ha pasado a 38.528 el año pasado; de 158 pisos de inclusión social, a 178; de 3.852 plazas de sin techo, a 4.307. Hace menos de un mes, Gomà presentó un programa de acción social contra la pobreza ¿Suficiente? Seguramente no, vino a decir el propio concejal "Rotundamente no", afirma Jordi Roglà, director de Cáritas en Barcelona. Él reconoce el esfuerzo de la Administración municipal, pero la juzga insuficiente. Considera, además, que los protocolos del Ayuntamiento dificultan que las ayudas lleguen con la urgencia que se requiere: "Nos llegan personas que no pueden acceder a las ayudas de los servicios municipales porque la complejidad del sistema les supera". Es decir, que no pueden esperar a trámites y gestiones largas cuando les van a cortar la luz.

Turismo

Reporta el 12% del PIB de la economía de Barcelona. De ahí que el gobierno municipal lo tenga muy en cuenta en el contexto actual de crisis. Barcelona tenía 45.000 parados en el tercer trimestre de 2006; ahora son 109.000. Pese a la coyuntura económica, el ritmo de crecimiento del sector hotelero se ha mantenido. En 2006, la ciudad tenía 285 hoteles con un total de 52.484 plazas. Dos años después son 310 con 56.695 plazas. Otra cosa es el descenso de visitantes a la ciudad en el último semestre, especialmente el turismo de negocios y de reuniones de empresa. Algunos cálculos señalan que el bajón de turistas será de un 10% este año. En 2008, la ciudad recibió unos seis millones de turistas que en pernoctaciones representaron unos 14 millones. Pese a ser una fuente de ingresos, la actividad turística es, también, fuente de conflictos con el residente, que se siente invadido. La Federación de Asociaciones de Vecinos (FAVB) critica el peso del turismo, que está expulsando a los residentes de los barrios, especialmente en Ciutat Vella. El hotelero Jordi Clos cree que es inevitable que los miles de turistas paseen por el centro: "sería conveniente dispersar los hoteles para evitar que todo el día estén en el centro. Por ejemplo en la zona del 22@". Clos es muy crítico con lo que define como falta de orden: "No puede ser que los turistas vayan en traje de baño por La Rambla y que se vendan latas por todas partes". Su receta: más Guardia Urbana en la calle para poner coto a los manteros y también a la prostitución.

Civismo

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Es, a juzgar de muchos residentes, una de las asignaturas que necesita mejorar. Por lo menos así lo señala la ciudadanía cuando es preguntada en las encuestas municipales sobre los problemas de la ciudad. Barcelona aprobó le ordenanza de civismo hace tres años. Su aplicación está resultando irregula: depende de la presión que esporádicamente decide hacer la Guardia Urbana. La policia local juega muchas veces al ratón y al gato. Sobre todo con los vendedores ambulantes, lateros y la prostitución callejera. En la práctica, además, resulta que pocas sanciones se cobran. Por ejemplo, el año pasado la Guardia Urbana impuso multas por valor de algo más de 13 millones de euros: cobró algo más de dos millones. Además de poco efectiva, la ordenanza ha sido blanco de críticas porque se considera que sólo sirve para perseguir a los que están en situación más precaria. "En situación de crisis y de falta de trabajo, los inmigrantes son unos de los colectivos más perjudicados. Claro que aumenta la venta ambulante y la prostitución pero la solución no es perseguirlos", apunta Eva Fernández, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos.

Urbanismo

Infraestructuras de movilidad, vivienda, transformación de ciudad y grandes parques son los cuatro ejes de una de las áreas más importantes del Consistorio. Casi todo está a medias y el propio teniente de alcalde de Urbanismo, Ramon García Bragado teme que los barceloneses acaben medio locos. Las obras de infraestructuras (metro y trenes, sobre todo) están en marcha, pero falta no poco y, en general, depende de otras administraciones. La actividad del Ayuntamiento consiste en la coordinación y urbanización de las zonas. En este área el Consistorio está satisfecho porque el volumen de obras es inmenso y sin parangón en el pasado. En vivienda, el objetivo que se ha marcado es de 6.000 viviendas al final del mandato, algo que resultará complicado por la paralización de no pocos proyectos debido a la crisis económica. Los nuevos barrios de la Marina, en la Zona Franca, y el de la Verneda Industrial apenas han empezado a caminar. Y se ha dado el caso de que empresas públicas han tenido que rescatar promociones de viviendas sociales, como ha pasado en los antiguos cuarteles de Sant Andreu. En general, las obras de transformación de ciudad van lentas. Muchas de ellas vienen del mandato anterior: la reforma de la plaza de las Glòries, la delimitación del parque natural de Collserola, la plaza de Lesseps y la de Espanya. No pocas acabarán en el siguiente: la reforma de la Diagonal, el campus universitario del Llevant, el plan director de la montaña de Montjuïc, la reforma del parque de la Ciutadella con la apertura de la calle de Wellington. Otras no tienen ni fecha: como el zoo marino, el parque de los Tres Turons y el proyecto estrella: la urbanización del sector central de la Sagrera. La transformación del territorio del Barça sigue sin concretarse.

Bicing

Sin lugar a dudas, una de las ideas más contundentes, aunque se decidió en el mandato anterior. El impacto de las 6.000 bicicletas públicas ha sido decisivo para que la bici se afiance como un medio de transporte más de la ciudad. En contra, los problemas de funcionamiento de los propios vehículos y las estaciones que sacan de las casillas a muchos de los 160.000 usuarios.

Seguridad

Hay dos formas de medir la seguridad pública: con la estadística policial y a través de la percepción de los ciudadanos. En cualquiera de los dos casos, Barcelona ha ido (un poco) a peor los últimos dos años. Los delitos leves, como los hurtos, han subido ligeramente. Y el 14% de los barceloneses asegura que, en 2008, fue víctima de algún tipo de robo o agresión. Es cierto que los Mossos tienen las competencias en materia de seguridad ciudadana y que, por tanto, el Ayuntamiento no es el principal responsable de garantizarla. Una de las críticas a la Guardia Urbana es que debe implicarse más, como policía de proximidad, en el combate contra el pequeño delito. Y sobre todo, dicen los expertos, mejorar la coordinación con la policía autonómica. Eso ayudaría a gestionar mejor acontecimientos como las celebraciones de títulos del Barça de mayo, que acabaron con incidentes. El llamado caso Vilaró —el jefe de la Urbana, Xavier Vilaró, acusó a los Mossos de haberle herido con una pelota de goma lanzada por ellos— tampoco ayuda a potenciar esas relaciones.

En el haber de la gestión municipal figura el aumento de las operaciones contra los productos falsificados y la firmeza en los controles de tráfico dentro de la ciudad.

Cultura

El lunes se pondrá la primera piedra del Disseny Hub Barcelona (Dhub), un equipamiento híbrido, entre museo y centro de actividad, que estará situado en la plaza de las Glòries.

Es uno de los emblemas de la política cultural municipal; el otro podría ser la fábrica Fabra i Coats, en Sant Andreu, que será una de las siete fábricas de creación (la gran apuesta del mandato) dedicadas a servir de granero para los nuevos creadores. El Ayuntamiento parece haberse creído, infinitamente más que la Generalitat que la cultura es un sector fundamental para asegurar la cohesión social y el cambio de modelo económico de la ciudad. En 2009 el presupuesto es de 117 millones de euros (5% del gasto municipal) y el crecimiento respecto al año anterior ha sido del 11%. Se han producido, además, algunos golpes de efecto importantes, como la gratuidad de los museos municipales las tardes de los domingos. En general hay satisfacción en el sector. "Ha sido una buena gestión para la música, especialmente en la mejora de los reglamentos para la música en vivo", comenta Max Sunyer, presidente de la Asociación de Música Moderna y Jazz. Para Joan Fontcuberta, de la Asociación de Artistas Visuales, "ha sido una actuación discreta pero correcta, sin grandes alegrías pero tirando adelante temas como el Consejo de Cultura, los concursos públicos para los equipamientos y la recuperación del Canódromo para el arte contemporáneo".

Información elaborada por Francesc Arroyo, Blanca Cia, Jesús García y Catalina Serra.

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