Woods contra el 'monstruo'
El Open de Estados Unidos enfrenta con un recorrido de gran dificultad a un Tiger que bate récords con el 'drive' y a cinco españoles
Explica Tiger Woods que la clave para ganar en el monstruoso campo de Bethpage, donde hoy (19.00, Golf+) comienza el Open de Estados Unidos, es "dar un buen drive y coger el green", porque las oportunidades de birdie florecen en los rápidos greens del Black Course, ablandados por la lluvia de los últimos días. Será para los que se atrevan a arriesgarse. Puede que Tiger, según lo que cuenta, no se fíe del estudio de la Universidad de Pennsylvania publicado hace unos días por el New York Times: la presión, el miedo al fallo, han convertido el golf en un juego más conservador y los jugadores, aterrados por marcarse un bogey, fallan más a menudo un putt para birdie de tres metros, por ejemplo, que un putt para par de la misma distancia. La explicación es psicológica. El golfista no arriesga tanto cuando el birdie está cerca; mejor asegurar el par que pasarse de largo.
Así que en el campo público de Bethpage, larguísimo y cuesta arriba (6.787 metros, par 70), Tiger y compañía ya se darán por medio satisfechos con rondar el par. El campo es el segundo más largo en la historia del Abierto estadounidense, las calles se estrechan (27 metros de media) y el rough se eleva. Pese a todo, la organización ha suavizado el recorrido respecto a la última vez que se jugó allí el torneo, en 2002, con algunos tees unos metros más adelante.
Puestos a fajarse, y a brillar con el drive, Woods llega tan alegre después de su clase maestra en el Memorial, el último torneo que jugó, su segunda victoria este año tras el Arnold Palmer después de volver a la competición. Ante el gesto de rendición de Jack Nicklaus, que vaticinó que el Tigre romperá su récord de 18 grandes en dos años, Woods enfiló 14 calles de las 14 que jugó el último domingo, por 49 de 56 (87,5%) en el total del torneo, su mejor registro desde el Masters de 1998. Y, también como en el Arnold Palmer, llegó al triunfo desde la remontada en la jornada final, un nuevo registro para alguien acostumbrado a vivir siempre sobre los demás. Ahora dice estar "emocionado" en un campo y un torneo de buenos recuerdos. En Bethpage ganó en 2002, con sólo tres golpes bajo el par y mucho sudor, y el US Open es el último grande de su colección de 14, conquistado hace un año en Torrey Pines cojo ante Mediate, arrastrándose por los bunkers.
Woods, Cabrera (ganador del pasado Masters y del US Open en 2007) y Harrington (ganador de Open Británico y PGA en 2008) abren hoy el baile. Por detrás viene Mickelson, de nuevo en pista tras un breve retiro por la enfermedad de su mujer, y cinco españoles. Álvaro Quirós (27º del mundo, un golfista muy del gusto estadounidense, un gran pegador), Gonzalo Fernández-Castaño (51º, con tres segundos puestos esta temporada) y José Manuel Lara (232º, clasificado en las rondas previas) debutan en el US Open, acompañados de Sergio García (ha cedido el número tres mundial a Paul Casey) y Miguel Ángel Jiménez. El torneo no tiene ningún ganador europeo desde hace más de 40 años.
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