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El jefe de los 'skins' se desdice y niega ahora ser de la banda

El fiscal pide tres años para el principal acusado en el juicio a 15 neonazis

"Hammerskin no es una organización. Es una actitud juvenil como puede ser un antifascista". A José Eduardo C. H., alias Chape, el fiscal le considera el "jefe o dirigente a nivel nacional" de la banda de cabezas rapadas Hammersinks España. Él lo niega. Si no hay banda, tampoco hay jefe. En la jornada de ayer, la segunda del juicio que se celebra desde el lunes en la Audiencia Provincial contra 15 supuestos neonazis, afirmó que ni siquiera pertenece al grupo, pese a que durante la instrucción dijo lo contrario. "Fue por los nervios", se excusó.

José Eduardo sí conoce Hammersinks Nation (la banda a nivel internacional), pero lo define como un "grupo de amigos". Amigos de los que él tiene bastantes, en diversos países. De ellos recibió, según dijo, una copia de la constitución de la banda, de 1985, que tradujo junto con su mujer. En el documento, según relató el fiscal, se habla de estructura, códigos, responsabilidad y disciplina.

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-¿Conoce los principios?

-Los principios son la familia y el trabajo.

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-No lo sé.

El interrogatorio del fiscal fue un continuo tira y afloja. A las preguntas de la acusación popular, representada por el coordinador de Movimiento Contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, no quiso responder. Tampoco lo hizo ninguno de los demás acusados que declararon durante la mañana de ayer.

El Chape era el más elegante de ellos. Asistió con traje negro y corbata fina, también negra. Se extendió en sus explicaciones. Los conocimientos del mundo de los cabezas rapadas los explicó por su trabajo en una tienda de tatuajes. "He tatuado durante un tiempo a bastantes skins", explicó. Para la existencia de parafernalia nazi en su casa también tuvo algo que decir: "Mi familia era del bando nacional. Tengo algo de afición porque en mi casa siempre ha habido esas cosas".

En torno al 20-N del año 2003, cuando empezaron las investigaciones policiales, visitó el Valle de los Caídos con su novia y acudió posteriormente a un concierto de música RAC (rock contra el comunismo). Preguntado por el Holocausto, no quiso responder. "No me gusta el tema político", zanjó. Las penas que solicita el fiscal para este acusado son las más altas del proceso: tres años de prisión por asociación ilícita y otros tantos por tenencia ilícita.

Hoy está previsto que declare un testigo protegido clave tanto en la investigación policial como en el juicio, el periodista que, bajo el seudónimo de Antonio Salas, se infiltró en la peña madridista radical Ultra Sur y escribió el libro Diario de un skin. En un escrito que envió a la audiencia el primer día de juicio solicitaba declarar "oculto a la vista de los acusados y sus defensas" y con la voz distorsionada. Los contactos que todavía mantiene con el mundo skin, según asegura en el escrito, le han dicho que existe una campaña con la intención de recolectar dinero para pagar a quien facilite su identidad real o logre fotografiarle, con el objeto de contratar un sicario para agredirle.

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