Los bipartitos locales cierran filas en el ecuador de su mandato

La derrota del bipartito de la Xunta, el pasado 1 de marzo, fue el aldabonazo -con reverberación insistente en las elecciones europeas- para que los bipartitos que gobiernan las ciudades cerraran filas. Ayer, en la conmemoración del segundo aniversario del mandato, las invocaciones a la "cohesión" y a la integración en un mismo objetivo de gobierno de los concejales de ambas fuerzas, PSdeG y BNG, fueron una tónica común para hacer olvidar la misma conmemoración, pero por separado, de hace un año. Los portavoces del PP, por su parte, insistieron en todas las ciudades en el criterio de que los gobiernos de coalición están resultando más ineficaces y caros, porque duplican los gastos de su funcionamiento.

Caballero y Domínguez se reconocen ahora en la entrega y la lealtad

El gobierno que preside Javier Losada ignora al BNG en A Coruña

Hace un año era impensable la imagen que dio ayer el gobierno local de Vigo, con los ediles de ambos grupos deliberadamente mezclados sobre el escenario del Centro Social Caixanova para presentar el balance a lo más granado de su militancia, incluidos los parlamentarios de ambos colores. El año pasado lo celebraron por separado y ante auditorios diferenciados. Entonces, y prácticamente hasta que se conocieron los resultados del 1-M, las áreas de gestión tenían marca y anagrama propios -Alcaldía, por un lado, Tenencia de Alcaldía, por el otro-, homologables, por lo demás, con los departamentos que colgaban respectivamente de Presidencia y de Vicepresidencia en la Xunta bipartita.

En la presentación de ayer en Vigo, por el contrario, se cuidó mucho no marcar la menor diferenciación: los anteriores logos de Alcaldía y Tenencia de Alcaldía fueron absorbidos por la presencia dominante del escudo institucional y todas las áreas de gobierno se diluyeron igualmente, sin distingos, en una misma tipografía y en las invocaciones de conjunto, tanto por parte del teniente de alcalde, Santiago Domínguez, que fue el primero en hablar, como en el discurso del regidor, Abel Caballero, que pormenorizó los logros obviando cualquier rasgo de bipolaridad.

Los dos portavoces del gobierno destacaron lo mucho que la ciudad ha avanzado en los dos años de gestión coligada, la cohesión que preside sus actuaciones más allá de "roces puntuales" y que han de verse con naturalidad "porque somos dos fuerzas políticas distintas", según apostilló Domínguez, que agradeció "a toda la corporación y al alcalde su entrega". Caballero, que calificó de "histórica" la oportunidad que el bipartito había abierto en la ciudad, también personificó en el jefe de filas nacionalista su agradecimiento al "tesón" y a la "lealtad" mostrada.

Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde nacionalista de Pontevedra, y la portavoz socialista, Teresa Casal, también están a partir un piñón desde que se conocieron, y comenzaron a asumir los resultados del 1-M. Ambos, como socios del gobierno local, coincidieron en que no era necesario revisar las condiciones de su pacto, aunque "todo es mejorable", puntualizó el regidor. "La idea de que los gobiernos de coalición funcionan y tienen que funcionar" ha sido reforzada tras el 1-M, según Casal. Ambos dirigentes compartirán espacio tras la pancarta que defienda el sábado la capitalidad pontevedresa.

En A Coruña, el socialista Javier Losada y su socio de gobierno, el nacionalista Henrique Tello, han prodigado las apariciones conjuntas desde el fracaso electoral del 1-M, pero no ayer, en que el regidor compareció en solitario para hacer el balance. Tanto el grupo municipal socialista como el nacionalista alberga concejales muy poco partidarios de la coalición y sí, en cambio, de marcar distancias con sus aliados de gobierno. Losada, en el ecuador del mandato, obvió toda mención a los nacionalistas en el balance triunfal de logros y acciones grabadas en un vídeo institucional, donde se alude meramente al "gobierno que preside Javier Losada".