Mosley declara la guerra a las escuderías
La federación internacional acusa a las equipos de dictar las normas de la F-1
Cuando más parecía que la situación estaba bajo control, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) decidió ayer romper la baraja, quitarse la careta y explicar que su relación con la Asociación de Equipos de F-1 (FOTA) está prácticamente rota. La reacción de Mosley, a tres días de que se cierre la parrilla para el Mundial de 2010, fue consecuencia de la falta de interés demostrada por las escuderías disidentes en la negociación de cualquier límite de presupuesto. Ayer, la FIA llegó a la conclusión de que la FOTA les estaba engañando porque quieren "controlar los reglamentos que dicta la federación y expoliar los derechos comerciales para repartírselos entre ellos. Lo que está en juego son los fundamentos de la F-1".
Con esta sentencia de guerra, Mosley parece dar por cerrada la negociación con los equipos, aunque deja la puerta abierta. ¿Es la última amenaza o realmente está dispuesto a prescindir de Ferrari, McLaren, Brawn, BMW, Red Bull, Toyota, Renault y Toro Rosso, inscritos bajo condiciones? "No entiendo que se quiera arruinar la F-1", proclamó ayer Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari y de la FOTA; "dejamos muy claras nuestras condiciones y no han cambiado".
Presupuesto razonable
Mosley asegura que Ferrari, Red Bull y Toro Rosso deberán competir en la F-1 en 2010 porque firmaron el Acuerdo de la Concordia en 2005, que les obliga a ello. Pero las escuderías han denunciado que el acuerdo no tiene validez por los cambios producidos en las condiciones de competición y que cualquier decisión vincula a los ocho equipos.
La FOTA no acepta el límite presupuestario de 45 millones de euros que aceptó el Consejo Mundial en su última reunión, ni mucho menos dos reglamentos paralelos. La FIA, sin embargo, asegura que los 23 equipos participantes en el Mundial de 2010 correrán bajo un único reglamento y un límite presupuestario que no está tan lejos del que quiere la FOTA: "Si dedicas 50 millones al chasis y a las carreras -límite de la FIA-, otros 50 para los pilotos, 80 para motores y 20 para mercadotecnia -exentos del límite-, estás en 200 millones. Una cifra más razonable que los 400 que Ferrari gasta cada año".
Si llega la rotura, la FIA daría entrada a otras escuderías, como la de Joan Villadelprat.
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