"Cordialmente, José María Aznar"
El ex presidente español firma libros en El Corte Inglés de A Coruña
Son las cinco de la tarde, la hora fijada para el comienzo, como en los toros, pero todavía no ha aparecido. Hay una expectación, relativa, unas 30 personas en la cola. "En la firma del anterior sí que hubo un abarrote, aunque éste también se ha vendido mucho", comentan los organizadores. Hay más curiosos que seguidores, y algunos más aguerridos. "Había que botalo a patadas", dice una señora. "A Zapatero", le da la razón su compañera, calentando la espera entre el grupo de los sin libro (España puede salir de la crisis, el cuarto volumen que José María Aznar ha escrito para Planeta desde que dejó el Gobierno).
A los diez minutos, entre aplausos y un grito de "¡puntualidad!" proferido por un caballero, Aznar sube al proscenio preparado para la firma. Entre la marea de trajes grises que lo rodean no hay ningún dirigente del PP. La primera en subir es Sandra, una chica que lleva desde las cuatro presidiendo la cola. Además del libro, le presenta a la firma una carpeta misteriosa. "Es una foto de mi jefe, que no puedo enseñar", dice. Sí enseña la dedicatoria: "Para Sandra, muy cordialmente".
Entre la marea de trajes grises que lo rodean no hay dirigentes del PP
"Había que botalo a patadas", dice una señora. "A Zapatero", le replica otra
La segunda seguidora, de más edad, María Elena, es lectora fiel: "Tengo todos sus libros. De él me gusta todo". El último se lo ha dedicado "muy cordialmente". La tercera y todavía mayor, Lola Novoa (le ha tocado "con mi amistad"), trae otro libro, que le regaló en su día su hijo, y también la fotocopia de un artículo. "Es sobre el aborto, y tiene mucha enjundia. Lo escribió en 1992 el Padre Taboada", explica, a la vez que saca del bolso más copias y le da una a las chicas de la prensa: "Lo leéis, y si estáis de acuerdo..." María del Mar le trae otro regalo: un libro de su padre, Cuestiones judeomasónicas o el eterno contubernio, del comisario de policía jubilado Francisco Paradela Castro.
Detrás de María del Mar Paradela ("a Maribel, muy cordialmente"), encantada de hablar con la prensa, hacía cola una señora que no quiere dar su nombre ("sólo que vivo en La Coruña"). "No quiero saber nada de política. Es un gran político y venimos aquí por él, no por el libro", concluye. "Yo acabo de llegar de Venezuela, y querría llevarlo para allí, que nos hace falta", tercia un señor de mediana edad, con niña. "Usted sí que habló bien", recupera el habla la señora anónima, que le cuenta que ella vivió en Venezuela bajo la presidencia de Pérez Jiménez. "Mi general Pérez Jiménez era como Franco. Con él, el que no era ladrón o político vivía bien, no como ahora", responde el venezolano.
No sólo hay exaltación en la cola. Entre los curiosos que se acercan atraídos por el remolino de gente o para ver al ex presidente ("Ay Dios, está peor que en la tele", se escucha a una mujer. "Parécese ó conductor do autobús do Finisterre", comenta un hombre a su esposa. "Ao da mañá", precisa ella), quien más quien menos aprovecha para inmortalizar el momento con el móvil. Una señora mayor, después de hacer la foto, no puede evitar comentar en alto y en gallego: "¡Que mal hecho está!". "¿Está mejor Zapatero?", le recrimina en el mismo idioma una partidaria del cambio de presidente por la vía del sufragio a patadas. "Mejor está", retruca la del móvil mientras se aleja. "Déjala, es la típica del Bloque", calma a su amiga la otra sufragista.
Al final de la cola se respiran aires más tranquilos. Para Rubén, estudiante, España puede salir de la crisis es su primer libro de Aznar. "Lo compro porque no lo puedo votar. Me gusta su estilo, es claro, sencillo y va directo a los conceptos", asegura. "Claro que lo voy a leer. Espero que sea ameno, aunque si no me gustase no vendría a verlo", reconoce Laura García. Una señora muy amable, Lourdes Castro, ("muy cordialmente"...) tiene la colección completa, y muy claras sus preferencias entre político y escritor: "Como político me encanta. Como escritor, el libro es un regalo para mi marido". Un chico con bermudas y la camiseta de la selección española, afirma que ya le ha comprado dos obras: "Es un orgullo para mí estar a su lado y tener el libro firmado", proclama. También para David, que nunca pudo votar a Aznar porque era menor de edad.
Ha transcurrido una hora, y la cola sólo se nutre de algún rezagado, entre ellos dos empleados del establecimiento. "Nos condujo a la época de mayor prosperidad de España", concuerdan Pablo y Juan. Arriba, Aznar ya ha sustituido el bolígrafo por un rotulador negro, y sigue con la sonrisa perenne y sin tocar la cocacola.
Antonio le ha pedido un consejo económico personal, y una madre le ha obligado a chocar la palma con su hija de siete años. Una señora a la que se le transparenta la devoción intercambia risas con él. "Le dije si nos hacía el favor de volver, y me contestó que a Coruña, sí", cuenta ella.
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