Gasol se gana la eternidad
El 'pívot' es el primer español que conquista el anillo de la NBA y lo hace con un papel estelar en los míticos Lakers - Cae otro 'himalaya' ante el símbolo de una generación que se atreve con todo
Representante ejemplar de una generación sin complejos, única en la historia del deporte español, decidida a asaltar cualquier himalaya por imposible que parezca, Pau Gasol se vistió ayer con el anillo de la NBA con los Lakers, el primero que conquista un baloncestista español, una de las últimas barreras deportivas que quedaban por derribar. El equipo de Los Ángeles, del mítico entrenador Phil Jackson (10 anillos, uno por cada dedo) y del supersónico Kobe Bryant (mejor jugador de la final), derrotó (86-99) a los Magic de Orlando en el quinto partido (para su 4-1 total) con el aplomo y la eficacia de los equipos grandes de verdad, los que entran en la leyenda. Igual que Pau, un gigante en Hollywood; protagonista por derecho propio, ni mucho menos un secundario; encumbrado como titular indiscutible en el equipo más glamuroso y en la misma posición, la de pívot, en la que antes brillaron estrellas como Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar y Shaquille O'Neal. Gasol recoge el testigo de los mitos en la meca del baloncesto. Vuelven a reinar los Lakers, Jackson y Kobe, y él se consagra como un jugador de primerísima línea, uno de los grandes entre los europeos que han pisado la NBA, culminación a sus 28 años del gran salto deportivo en España. Mientras Jorge Lorenzo amenaza a Valentino Rossi, la selección de fútbol se declara favorita ante Brasil e Italia, Rafa Nadal es el número uno y Alberto Contador saca pecho ante Lance Armstrong, Gasol hace cumbre en la NBA, un paraíso al que ni siquiera soñaban llegar los españoles no hace tanto tiempo.
Ha tomado el testigo de figuras como Chamberlain, Jabbar y O'Neal
En una final sobresaliente contra Orlando, se merendó a Dwight Howard
Lo mejor de Gasol y los Lakers es que no se fiaron ni de su sombra, escarmentados como estaban por los deslices que tanto les hicieron sufrir en las eliminatorias ante Utah, Houston y Denver. Por eso le hincaron el diente al quinto partido y decidieron no esperar a sentenciar en Los Ángeles. No hicieron la más mínima concesión al equipo de Orlando. Inmenso, Pau se merendó ni más ni menos que a Dwight Howard con una voracidad y una ambición insuperables. El equipo de Jackson, igual que el español, ha demostrado en la final el punto adecuado de madurez, su sobrada calidad y la garra de la que alguna vez carecieron en batallas menos decisivas. Tenían una espina clavada desde que perdieron la final del año pasado, siendo arrollados además en el sexto partido en Boston, donde se dio el cierre al legendario enfrentamiento con 39 puntos de ventaja para los Celtics. Esta vez no estaban los Celtics ni llegó tampoco como se esperaba la caballería desde Cleveland con LeBron James al mando. Los Magic habían desarmado todos los pronósticos al echar de la carrera por el título precisamente a los Celtics y los Cavaliers.
Pero los Magic se estrellaron contra los Lakers. Entre otras razones, porque Gasol acabó comiéndose a Howard. El catalán, sobresaliente en su marcaje a la figura de los Magic, rubricó su extraordinaria temporada con un partidazo en el que sumó 14 puntos, 15 rebotes, tres asistencias y cuatro tapones.
El quinto partido respondió a lo que se esperaba de una situación tan decantada ya desde que los Lakers dieron el toque de gracia a la final al adelantarse por 3-1. Hasta 29 veces se había dado la misma situación y ningún equipo había sido capaz de remontar esa desventaja. Los Magic tampoco lo consiguieron pese al respaldo de su afición y a que Bryant aguantó en la pista retorcido de dolor por un golpe en un dedo. La estrella de los Lakers continuó en la cancha, junto a todo el equipo titular, con una determinación que se tradujo en la superioridad en el rebote y en una buena defensa sobre los hombres exteriores de los Magic, que naufragaron en uno de sus puntos fuertes, los triples. El marcador se igualó pronto pese a los malos porcentajes de acierto de los Lakers (en torno al 30% en el primer cuarto).
El segundo, con Ariza muy inspirado y tras una racha de casi cuatro triples consecutivos de los Lakers, marcó diferencias que empezaron a hundir a los Magic. Un parcial de 0-16 situó su desventaja (40-52). Ariza se las tuvo con Turkoglu en otro síntoma de que no había jugador de los Lakers que cayera en la tentación de dejar para la madrugada española del miércoles lo que podían concluir en la del lunes.
En el tercer cuarto, la batalla quedó vista para sentencia. Los Lakers, con Ariza y Odom enchufados y, cómo no, con Bryant y Gasol en un nivel superior, zanjaron el asunto. Y ganaron así su 15º anillo, dos menos que los Celtics y su primer galardón desde el anterior reinado de tres años consecutivos de Shaq y Kobe. Desde el último triunfo, en 2002, los Lakers habían perdido dos finales, contra Detroit en 2004 y frente a Boston en 2008. Hasta que Gasol llegó a mitad de la temporada pasada para cambiar el guión y hacer historia en la NBA.
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