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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pedrosa toca fondo

Hundido por las lesiones, el piloto atraviesa su peor momento desde su debut en MotoGP

Oriol Puigdemont

Dani Pedrosa está tocado y cada vez le cuesta más ocultarlo. Jueves por la tarde en la sala de conferencias del circuito de Montmeló. El piloto acabó de atender a los periodistas y se sentó en una silla a la espera de que comenzara un acto en el que se anunció que las fundaciones Dakar Solidario y Wings for Live unen fuerzas para encontrar una cura que subsane las lesiones de medula espinal. El fundador de Dakar Solidario es Xavier Mir, traumatólogo de confianza de Pedrosa. Cuando el motociclista lo vio aparecer, se despojó de esa corteza de tipo duro y seguro de sí mismo que exhibe en público, y mostró su verdadero estado de ánimo. "¿Qué vamos a hacer doctor?", le preguntó.

Ayer arrancó el Gran Premio de Cataluña de MotoGP, en Montmeló, un circuito en el que siempre ha ido como un tiro y que está al lado de su casa de Castellar del Vallès, y la fractura que arrastra en el trocánter mayor del fémur derecho (a la altura del glúteo) le martiriza desde la última carrera, en Mugello. Para rematarlo, Honda le ha traído al circuito catalán una serie de modificaciones para el chasis de su RC212V, pero su precario estado físico le impide siquiera sacar conclusiones porque su ritmo de giro es demasiado lento.

La última victoria la consiguió precisamente aquí hace exactamente un año. Desde entonces, ha transitado por un via crucis que comenzó en Alemania (se estrelló contra las vallas y se fracturó la mano) y que le ha reportado, sin tregua, un rosario de lesiones encadenadas.

"Las infiltraciones que se le han hecho a Dani han ido bien", explicó Mir a este periódico tras la sesión de ensayos, en la que el tricampeón del mundo terminó con el 14º mejor tiempo, a dos segundos del más rápido, Valentino Rossi. "Esta vez sólo se le ha inyectado anestesia, no antiinflamatorios", convino el doctor. "Es normal que el piloto esté tocado a nivel psicológico por todo lo que le ha pasado", reconoció. Pedrosa rodó ayer sólo una hora y media después de pasar por el quirófano y cada vez que se apeó de la moto lo hizo con ayuda y visible dolor.

La frialdad siempre ha sido una de las capacidades que se ha destacado en el español. Sin embargo, una cosa es cómo se comporta de puertas hacia afuera y otra cuando muy distinta cuando está rodeado por los suyos y, además, sufre. "Se come mucho el coco. Cuando se cae y se hace daño siempre se pregunta lo mismo. ¿Por qué a mí? ¿Por qué otra vez? Imagina cómo estará aquí, en su casa, sabiendo que lo tiene jodido de cara al domingo", asegura una persona del entorno del motorista. Además, "es un poco hipocondríaco en el tema de las lesiones", dicen.

Desde que debutó en MotoGP en 2006 y tras haber arrasado en las categorías inferiores, éste es su peor momento, al extremo de que parece haber tocado fondo. A las urgencias de Honda por volver a ganar se unen las de Repsol, el patrocinador principal del equipo, cuyo contrato expira al final de esta temporada. A pesar de las declaraciones de Antoni Brufau, presidente de la petrolera, que aseguró en RAC1 que "el patrocinio de Repsol en MotoGP no corre peligro", el acuerdo entre ambas partes se está demorando mucho más que otras veces, y no precisamente por culpa de Honda. La precaria situación económica actual es una excusa perfecta para que Repsol (que aporta unos once millones de euros anuales) apriete las tuercas a Honda. A sus 23 años, Pedrosa está en el centro de todas las miradas y de todas las presiones.

Pedrosa, en Montmeló.
Pedrosa, en Montmeló.VICENS GIMÉNEZ

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