El Supremo de EE UU paraliza la compra de Chrysler por Fiat

El Tribunal Supremo de EE UU, la máxima instancia judicial del país, puso ayer freno a la venta de activos de la antigua Chrysler a la sociedad que tendrá al volante a la italiana Fiat. De esta manera, los opositores a la operación se anotan una primera victoria que podría hacer descarrilar una alianza que se considera vital para que la estadounidense pueda sobrevivir.

"Fiat está tomando el 20% de Chrysler sin invertir nada. Es increíble", dijo Richard Mourdok, responsable del Tesoro del Estado de Indiana. Recuerda que esta operación fue considerada como una de las bancarrotas más complejas de la historia de Estados Unidos, y por eso le llama la atención que la suspensión de pagos se intente resolver en apenas un mes.

Los opositores -tres fondos de pensiones de Indiana- plantean dos problemas. Primero, consideran que se está favoreciendo con esta transacción a los acreedores que no tienen la deuda garantizada, frente a los seniors. Y segundo, creen que las ayudas públicas que el Tesoro inyectará para acompañar la reorganización del grupo son ilegales, porque no cuentan con la opinión del Congreso de EE UU.

La venta de los activos de Chrylser a Fiat fue aprobada hace una semana por el juez que supervisó el concurso de acreedores, y el viernes por un tribunal de apelaciones en Nueva York. El Gobierno de EE UU volvió a defender ayer ante el Tribunal Supremo la celeridad del proceso para evitar que estos activos se deprecien. Este proceso se sigue como modelo para General Motors.

El bloqueo de la alianza es temporal, porque la magistrado Ruth Ginsburg necesita más tiempo para tomar una decisión. Los fondos rebeldes (contrarios a la toma de control de Chrysler por parte de Fiat) esperan que su apelación sea elevada al pleno de la Corte, porque el caso tiene méritos. Opinan que con este tipo de acciones, la Administración que preside Barack Obama está actuando por encima de la Ley bajo el nombre de la estabilidad económica.

Fiat ya advirtió días atrás que si la operación no está cerrada para el próximo 15 de junio, un paso clave para la salida formal de la suspensión de pagos, se planteará retirarse. En este escenario, la Casa Blanca podría verse forzada a liquidar Chrysler, un extremo que desde Washington se quiere evitar por el impacto que tendría en el sector de la automoción y en el conjunto de la economía.