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Casi como estar en casa

Un 21% de la población de Arganda del Rey procede de Rumania

"Oferta Romania: 0,04 fijo, 0,10 móvil". Los escaparates de los locutorios lo dejan claro: las calles de Arganda hablan rumano. Con el acento de las madres que llevan a sus niños al colegio o el de los que frecuentan la carnicería Carpati en el mercado. No en vano Arganda del Rey (50.000 habitantes) es el municipio con mayor porcentaje de rumanos de Madrid. Un 20,8% de su población, según los datos del padrón de 2008. Le siguen Coslada y Alcalá de Henares.

Esta pequeña Rumania ha ido cobrando forma desde que el colectivo empezó a llegar a principios de los noventa. Casi dos décadas después, y con la entrada del país en la Unión Europea de por medio, los rumanos se han convertido en parte del vecindario. Leen periódicos en su lengua y cuentan con un estante dedicado a su tierra en los supermercados.

"Somos una comunidad bien integrada", opina Ciprian Farcas, sacerdote de la parroquia ortodoxa. "Por la calle no te das cuenta de quién es rumano y quién español", ejemplifica el religioso, de 31 años, que alaba tanto las políticas de integración locales como la acogida de la población autóctona. Su iglesia, de la religión mayoritaria, reúne a unos 300 vecinos cada domingo. En las celebraciones importantes, como la noche de Pascua, pueden congregarse hasta 7.000 personas llegadas de toda la zona sur de Madrid.

La vida en Arganda es la de una inmigración asentada, con peso familiar. Los hombres trabajan en la construcción y la industria ligera y las mujeres limpiando casas o regentando bares. Pero todavía muchos se ven obligados a compartir piso con otras familias para repartir el peso del alquiler. La crisis también se nota. "Hay parejas que se están quedando los dos en paro y tienen que volver a Rumania", explica Vasile Moldovan, presidente de la asociación Dor Román. "Nosotros les orientamos para encontrar empleo o vivienda", relata. "Es importante dar confianza a los españoles para que te abran sus puertas". A él, que se precia de tener buenos amigos en Arganda, le funciona. Vive en el municipio desde el año 2000. "¡Hasta me he comprado una casa, imagina si me gusta!", concluye entre risas.

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