Arranca la carrera al rectorado
El campus de Ciencias abre el proceso de sucesión en la Universitat de València
Los movimientos para suceder al rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, han empezado. El paso lo ha dado, y ya es tradición, el campus de Ciencias, que ha producido dos de los tres rectores de la era democrática. La declaración de la asamblea del campus de Burjassot hecha pública ayer aboga, sin embargo, por abrir un proceso de debate en toda la universidad (otra costumbre interna) a favor de un candidato de consenso. Los promotores del documento (que reivindica principios generales de la institución: calidad, transparencia, participación, atención a la lengua, a la cultura, y a la personalidad del País Valenciano, entre otros), esperan poder sumar a ese esfuerzo al actual rector. Pero está por ver si tendrán éxito.
Los firmantes de la declaración quieren extender el debate a toda la universidad
Piden participación, calidad y atención a la personalidad y cultura valencianas
Fuentes muy cercanas a Tomás aseguraron ayer que dentro del equipo rectoral "hay una o dos personas a las que les apetece intentarlo, pero aún no se han pronunciado". La aparición de un candidato de dentro ha sido una constante. Pero hay quien opina que si el rector se adelanta en designar un delfín, aunque no lo haga de forma explícita, la convergencia con la propuesta anunciada ayer será muy complicada.
La universidad, con una historia larga que supera los cinco siglos, y otra corta que empieza en la Transición, es una institución llena de equilibrios sutiles. En la elección del jefe jugará la variable política, la nacionalista, la del recientemente aprobado plan estratégico, la territorial (en Tarongers está extendida la idea de que es hora de que el campus dé un rector), la de género (es decir, que sea elegida la primera rectora de la Universitat de València) y otras.
Los nombres de varios de los profesores que se reunieron la semana pasada en Burjassot para sentar las bases de la declaración remiten al Bloc, el histórico grupo que conformó la corriente mayoritaria en la universidad en los primeros años ochenta y cuyo aliento, disipado, se sigue notando hoy. No se trata, sin embargo, de un revival del Bloc. Primero, porque entre el medio centenar de personas que acudieron a la primera asamblea hay muchos que no formaron parte de aquel movimiento. Y segundo, porque el objetivo de la declaración es precisamente abrir el debate al conjunto del profesorado.
Incluidos el gran número de docentes jóvenes que han ingresado en la universidad en los últimos años y que son jóvenes, están muy preparados, pero no han demostrado un gran entusiasmo por la gestión de la universidad, señalaba ayer uno de los impulsores del debate.
La declaración empieza explicando su pertinencia debido a las elecciones a rector (marzo de 2010) y al claustro (otoño de este año). Y, sin lanzar ninguna crítica al equipo actual, reafirma algunos principios recogidos en los estatutos: "La universidad pública ha de ser una institución autónoma frente a los poderes políticos y económicos y, al mismo tiempo, una institución comprometida y responsable socialmente y cívica, atenta, en nuestro caso como valencianos, a la lengua, cultura, personalidad y necesidades de nuestro país". Y continúa: "La universidad pública debe ser una institución participativa y transparente regida, a la vez, por criterios de calidad y excelencia. Hacer compatibles en la práctica ambas cosas -participación y excelencia- es la mejor manera de que la universidad pueda lograr en el día a día los objetivos que le son propios de manera satisfactoria".
¿Quién o quiénes serán candidatos? Hay nombres que circulan desde hace tiempo, pero hasta el de ayer ha habido muy pocos movimientos visibles. En parte porque el clima no invita a los alardes. A la muy complicada situación económica que vive la Universitat desde hace años se ha sumado el plan Bolonia en un doble sentido: de un lado, la protesta que logró poner patas arriba la institución en más de un momento; del otro, la implantación real de una reforma de por sí compleja (si nadie lo remedia) a coste cero.
Nombres, aun así, han sonado con mayor o menor intensidad en los últimos cursos. De dentro del equipo, los de los vicerrectores Antonio Ariño, Enrique Bigné, Esteban Morcillo, y María Vicenta Mestre. De fuera, por citar algunos, los de los catedráticos Joan Romero, Antoni Furió y Vicent Soler.
Quedan 10 meses para el relevo y antes de que llegue se oirán más nombres y se intuirán más movimientos. Lo único claro a estas horas es que el letargo electoral ha terminado.
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