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Sercoysa reanuda la obra certificada en falso dos meses después de cobrarla

La Diputación tardó años en pedir permiso a la Confederación Hidrográfica

Sercoysa reanudó la semana pasada la obra que apenas había iniciado en Salvaterra de Miño, la variante de Lira, y que la empresa cobró hace dos meses en un procedimiento de la Diputación de Pontevedra, que adjudicó y pagó la obra. Este hecho ha motivado una querella del PSOE contra Agustín Hernández, conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, y el ingeniero director de la obra, Baltasar Pujales, por falsedad documental y estafa a administración pública. Ambos, según su justificación, certificaron la obra en diciembre pasado "para no perder una subvención" y por culpa de la Confederación Hidrográfica del Miño (CHM) y sus demoras en conceder los permisos. La Diputación, no obstante, tampoco puede presumir de diligencia: agotó dos prórrogas y solicitó uno de los dos permisos a la CHM cuando ya no quedaba tiempo para la ejecución de la obra en plazo.

El baile de fechas, dentro de lo que se va conociendo del expediente, desvela que el trámite más diligente por parte de la Diputación fue precisamente la firma del fin de obra. Hernández era director de Infraestructuras de la Diputación cuando dio el "conforme" a la certificación de Pujales, que la dio por acabada el 19 de diciembre de 2008.

Fue, según han insistido Hernández y el PP, para no perder la subvención del Ministerio de Administraciones Públicas (la mitad de los 392.000 euros del total) y por culpa de la CHM. Rafael Louzán, presidente de la Diputación y del PP de Pontevedra, ha aprovechado el caso para reclamar la transferencia de sus competencias a la Xunta, que hoy quedarían también bajo la autoridad de Hernández.

La Diputación adjudicó la obra a Sercoysa, empresa de la que Hernández fue director de construcción y apoderado, en octubre de 2006. Pero hasta noviembre de 2007, 13 meses después, vencida la mitad del plazo con su prórrogas posibles para la ejecución, no solicitó permiso a la CHM "para instalación de dos obras de fábrica para salvar dos arroyos del Uma". En mayo de 2008 estaba dado. Aún había tiempo, seis meses, para acabar la obra dentro del plazo prorrogado por el ministerio, hasta el 31 de diciembre. La obra sólo necesita cuatro meses según el proyecto que mereció la adjudicación. Pero faltaba el permiso de tala.

En la Diputación aseguran que no hay precedentes de su exigencia por separado, un requisito "ex novo" de la CHM que sus técnicos ignoraban.

De manera que, probablemente por tomarse un tiempo para estudiarlo, pasó el verano. La solicitud de tala de un centenar de árboles fue presentada en septiembre: ni con respuesta automática había ya tiempo para terminar la obra en plazo. El permiso llegó a la Diputación hace unas semanas sin haber alterado el calendario común de las tramitaciones de la CHM, donde se toman a guasa que la Diputación alegue ignorancia de sus ritmos y del trámite concreto de tala, reseñado en otras ocasiones sin que, por lo demás, haya sido obstáculo para la ejecución de las obras sin cumplirlo. En la variante de Lira los técnicos de la Diputación añadieron ese plus de rigor.

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