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Tentaciones
Reportaje:LIBROS

No le hables de Tolkien

"No creo que tengamos que hablar de éxito, sino de literatura", replica Laura Gallego al comienzo de una entrevista telefónica que se intuye menos apacible que un pic-nic en el Abismo de Helm. La autora, que comenzó a escribir a la tempranísima edad de 11 años, para debutar en el mercado 10 años después, se encuentra en plena gira promocional de Alas negras, la novela en la que, a petición de su nutridísima comunidad de lectores, ha continuado las aventuras de Ahriel, el ángel femenino y guerrero que nació en Alas de fuego, obra que detallaba su escabrosa caída iniciática en el ominoso y luciferino mundo de Gorlian.

A Laura Gallego no le gustan las entrevistas telefónicas. Quizá, por lo general, no le gustan las entrevistas y punto. Recibe cada pregunta como un pedrusco catapultado con vehemencia orca contra las murallas de un fenómeno editorial que alcanzó la enmudecedora cifra de 750.000 ejemplares vendidos con la trilogía de Memorias de Idhún y que ha trascendido ampliamente el ámbito local. Se puede leer a Laura Gallego en 15 idiomas, pero, por lo menos desde la posición del periodista, es tremendamente difícil escuchar su voz sin las púas de la suspicacia de quien piensa constantemente que cualquier pregunta esconde una sofisticada trampa anti bluff o que el inevitable destino de todo entrevistador consiste en tergiversar palabras ajenas.

"Nadie me puede garantizar el control absoluto de una adaptación al cine"

Para muestra, un botón. Si uno comete la imprudencia de mentarle a Tolkien, saltan las alarmas y parece que sobre los hombros de la escritora tomen posiciones diminutos gnomos equipados con calderas de aceite hirviendo: "He leído muchísimo. No sólo a Tolkien. Pensar que todos los escritores de fantasía nos fijamos en Tolkien es tener una visión muy pobre. Mis obras son un reflejo de lo que yo tengo dentro. Si me fijara en Tolkien estaría haciendo una copia. Me gusta más el modelo de Michael Ende, que creó un universo fantástico en el que tenía cabida cualquier cosa imaginada a lo largo del tiempo. El suyo es un mundo infinito, sin mapas, que crece constantemente y es imposible de catalogar". El periodista apunta, pese a la virulencia de la estrategia defensiva, que el universo de Memorias de Idhún estaba cartografiado: "Porque tengo que ponerme límites yo misma".

El último tramo de la Feria del Libro de Madrid acogerá la publicación del primer tomo de la adaptación a la historieta de Memorias de Idhún, realizado por el Estudio Fénix bajo la minuciosa supervisión de la autora, que, por otra parte, afirma haberse negado en rotundo a las abundantes ofertas recibidas para llevar la saga al cine. Cuando se le pregunta por qué ha dado su visto bueno a la adaptación al cómic mientras resiste numantinamente las tentaciones de la industria cinematográfica, la respuesta es un tanto desalentadora para todo amante de las viñetas: "El cómic no deja de ser una diversión. Como el cine trabaja con personajes de carne y hueso, la gente suele quedarse con esa imagen como la identidad definitiva del personaje. Ha habido muchas interpretaciones gráficas de Harry Potter, pero ahora, inevitablemente, todo el mundo lo ve con el rostro de Daniel Radcliffe. Si ésa es la idea que tenía J. K. Rowling, perfecto, pero si no es así, no tiene otro remedio que aceptar la visión que el cine ha impuesto. Nadie me puede ofrecer el control absoluto de una adaptación cinematográfica y por eso me sigo y me seguiré resistiendo".

Laura Gallego podría ser nuestro Christopher Paolini, el norteamericano que comenzó a escribir Eragon cuando sólo tenía 15 años. A su universo imaginario le podría pegar una banda sonora de Evanescence y no resulta extraño entender la inmediata conexión que establecen con el mundo adolescente sus personajes heroicos que viven sin vivir en sí. Quizá llegue el día en que algún académico analice la influencia de las fantasías de Laura Gallego en la educación sentimental de góticos y emos encadenados en el severo universo de las clases de secundaria.

Mientras tanto, es la propia Laura Gallego quien se encarga de indagar en los orígenes de los modelos narrativos que le interesan, a través de una tesis doctoral sobre Belianís de Grecia, de Jerónimo Fernández, ciclo de novelas de caballerías del siglo XVI con un marcado componente fantástico: "La influencia del Quijote ha hecho que no se preste la suficiente atención a ese género que, por otra parte, Cervantes amaba y conocía perfectamente. Si no conocemos esas novelas de caballerías es imposible apreciar muchas de las referencias y sutilezas de la obra que incluye el Quijote".

Alas negras está editado por Ediciones Laberinto.

Laura Gallego
Laura GallegoRICARDO FUMANAL

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