Yes, we cans!

Con las manos en los bolsillos de sus batas azules, las dos mujeres concentran su atención en la banda de música que interpreta clásicos de bandas sonoras en el Torreiro de Cans (O Porriño). Amalia y Áurea podrían ser dos vecinas más de esta pequeña aldea que no sobrepasa el medio millar de habitantes viendo cómo el lugar en el que viven se abarrota un fin de semana al año de famosos y visitantes atraídos por la fiesta y la magia del cine. Pero no. "Somos actrices", revelan risueñas.

El nieto de Amalia fue quien las metió en el lío de interpretar una historia de amor entre dos mujeres de la tercera edad. Después de rodar varios cortos de bajo presupuesto con su abuela, al cortometrajista marinense Carlos Prado no le costó mucho convencerla para protagonizar Vellas, una de las cintas seleccionados para el VI Festival de Cans y que el pasado sábado se proyectó en los galpones de la parroquia. "Al principio nos daba la risa, pero esto es un trabajo y nos poníamos serias", recuerda Áurea. El abuelo -cornudo en la ficción- desliza un comentario para quitarse de en medio: "Yo ahí no pinto nada".

'X nada', un corto sobre violencia y Youtube obtiene el primer premio

En la aldea casi todos los vecinos han participado en alguna producción

La historia de Vellas está rodada en localizaciones reales de Mogor (Marín), en sintonía con la filosofía de un festival que apuesta por llevar el cine a lugares insólitos. Sin embargo, el enamoramiento de la pareja en el lavadero, en la recogida de la leña en el monte o apilando el maíz en el hórreo no fue el favorito del jurado, que premió X nada, una película de 14 minutos firmada por Dani de la Torre y Toni Veiga acerca de la violencia juvenil retransmitida por Youtube y la tecnología 3G.

En la categoría de animación, el reconocimiento del festival fue para O pintor de ceos, de Jorge Morais, también premiada en los Mestre Mateo. En el palmarés de Cans 2009 figuran además los nombres de los actores Henar Jiménez y Edgar Blanco (Uruguay 2030) y Vicente de Souza (Queres ser director de cine?) por la calidad de sus interpretaciones.

A decir verdad, ya quedan pocos vecinos de esta aldea pontevedresa que no hayan participado en alguna grabación audiovisual en estos seis años de certamen, que suele incluir propuestas para atraer a los realizadores a este plató natural de leiras, corredoiras, chimpines y galpones poco dado a los efectos especiales y absolutamente vedado a las palomitas.

Es el caso de dos proyectos estrenados durante esta edición. Houston, de Jorge Saavedra, es un corto auspiciado por la organización del festival que parodia los principios del movimiento Dogma en sus tres minutos y tres segundos de duración. El metraje alude a la salida 303 de la autovía das Rías Baixas, la que precisamente conduce al viajero camino de la parroquia del festival.

La emoción y el recuerdo son los mimbres de A estrada de Cans, de Juanma Lodo, que ahonda en los episodios de la vida cotidiana de una aldea partida en dos por la carretera general que, por cierto, este año estuvo cortada para facilitar el tránsito de los más de 7.000 espectadores, según las estimaciones de la Asociación Cultural Arela, que lleva el peso de la organización.

Y, si se cumplen las previsiones, habrá más audiovisuales inspirados en la aldea, como anticipan dos rodajes que se simultanearon con el certamen. Uno de ellos se corresponde con la serie de televisión Última hora, dirigida por Alfonso Zarauza. También el equipo del documental Querida Gina, capitaneado por Susana Sotelo, buscó escenas durante el festival para acompañar una historia que prueba que eso del cine en Cans ya viene de lejos.

Yes we Cans!, rezaban las camisetas de este año. Lo que ciertamente consigue el festival es que cada esquina de la aldea se convierta en un photocall, por la asombrosa concentración de cámaras, profesionales y amateurs, y celebridades. Muchos se llevarán fotos con Manquiña, Lucía Etxeberría, Manuel Martín Cuenca, Kiko Veneno, Teté Delgado y Miguel de Lira, o el televisivo Gonzo, algunos de los visitantes más afamados del fin de semana.

"Ahora que el festival está consolidado, tenemos que perseguir otros objetivos que no son batir marcas de público, sino reinventar nuestros contenidos y constituirnos en fundación para crear una programación cultural estable que dinamice este entorno rural", cuenta el director del festival, Alfonso Pato.