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Reportaje:Primer plano

Tras los pasos de EE UU

El BCE no quiere quedarse atrás, pero deja numerosas dudas por resolver

Claudi Pérez

La Reserva Federal estadounidense emprendió en marzo una política de compra de deuda pública a medio plazo por un importe de 300.000 millones de dólares (unos 225.000 millones de euros), y desde hace meses compra papel comercial a las empresas e incluso titulizaciones hipotecarias, una de las cepas del virus de esta crisis. El Reino Unido empezó a comprar activos privados (pagarés de empresa de alta calidad) en enero, y ha ampliado esta misma semana esa línea hasta sumar unos 185.000 millones de euros. Suiza, Canadá, Japón y todos los grandes bancos centrales siguen la misma línea. Con retraso y con menos agresividad -fiel a su línea germana- el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, decidió el pasado jueves unirse a ese club. Deja clara una cosa: no quiere quedarse más atrás. Casi todo lo demás son incógnitas, dudas por resolver. Ahí van algunas de las fundamentales.

Las medidas pueden provocar inflación y presiones sobre los tipos de cambio

- ¿Por qué tan poco dinero?

"El amplio consejo del BCE toma decisiones por unanimidad. Eso implica que al menos al principio actúe con relativa modestia, porque Trichet tiene que conciliar intereses muy diferentes", asegura Manuel Conthe. Además, la máquina de imprimir dinero apenas tiene precedentes. Una suma relativamente pequeña -60.000 millones de euros- sirve como test para poner a prueba la efectividad de esa política.

- ¿Por qué no deuda pública?

La complicada arquitectura institucional de la zona euro dificulta medidas como la compra de deuda pública. Esa medida iría contra el Tratado de Maastricht, según el consejero Lorenzo Bini Smaghi. Además, provocaría dudas acerca de la distribución de los recursos, que podría privilegiar a algunos países. Y cuestionaría la independencia del banco ante posibles acusaciones de monetización de la deuda pública.

- ¿Por qué cédulas?

Según el propio Trichet, ese mercado se ha visto particularmente afectado por los embates de la crisis. El BCE opta por comprar un activo privado para reactivar la financiación en el interbancario, que ha mejorado algo en las últimas semanas pero sigue seco. Un informe de Citigroup sugiere que el BCE ha optado por activos de bajo riesgo y muy ligados a la financiación a largo plazo de la banca, una de las reclamaciones del sector financiero europeo desde hace meses. Hay una lectura más maliciosa: las cédulas hipotecarias benefician principalmente a Alemania (que ha dado su brazo a torcer para aprobar las medidas excepcionales) y a España, cuyo sector bancario se enfrenta a unos meses peligrosos. Pero esa elección supone asumir un riesgo adicional: las medidas, muy enfocadas a la banca, encaran directamente la fuente del problema, pero a la vez pueden dejar sobrevivir a bancos zombis, que deberían quebrar para no lastrar al resto del sector financiero.

- Distribución de las compras.Tal vez el aspecto que levanta más suspicacias: el BCE puede privilegiar a determinados países y entidades en función de cómo decida adquirir las cédulas. Trichet no dará a conocer los detalles hasta junio. "Es un artista comprando tiempo", resume Antonio Villarroya, de Merrill Lynch.

- Euro, inflación y pérdidas.

La expansión cuantitativa estaba generando una apreciación del euro con respecto a otras monedas, cuyos países han puesto en marcha la máquina de imprimir billetes con mayor celeridad. Los expertos alertan del riesgo de una carrera de devaluaciones competitivas a través de ese tipo de medidas. Pero el gran riesgo es la estrategia de salida: cuando la economía se recupere, el exceso de liquidez podría generar una fuerte inflación. Y pérdidas en el balance del banco central.

- ¿Qué pasa si no funciona?

Los analistas dicen que el siguiente paso es más madera. Más dinero para comprar más activos públicos y privados. "No hay otra solución. Ya no quedan bajadas de tipos a la vista. La duda es hasta dónde querrán llegar Bernanke, Trichet y compañía. Pero no queda otra munición", analiza el economista Desmond Lachman.

Empleado imprimiendo billetes de euro en Alemania.
Empleado imprimiendo billetes de euro en Alemania.AFP

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.
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