_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Distancia

Un amable lector andaluz me escribió la semana pasada para preguntarme si es que no había nada reprobable en Telemadrid como para que yo dedicara una columnilla entera al Canal Sur. Mi terreno, para este amable lector, debía limitarse a la Comunidad de Madrid. Que conste que ganas me han dado de escribir hoy sobre el sonrojante reportaje hagiográfico que ayer le dedicaron en el diario nocturno de "mi" comunidad a la figura de Margaret Thatcher (¡una mujer sola contra el sindicalismo!), pero tengo la mala costumbre de escribir sobre lo que me da la gana; por otra parte, sin querer dármelas de cosmopolita, confieso que mi corazón está dividido entre varias comunidades, mal que les pese a quienes serían partidarios de dividir hasta los ríos. El caso es que la carta me dio que pensar. Pensé cuánto de bueno nos han traído esos medios locales tan estrechamente ligados a la clase política autonómica. Mal se debió concebir el invento para que tanta gente se queje de la falta de independencia de dichos medios y de la obligación que sienten de cumplir con unas dosis insoportables de folclorismo. El caso es que dado que cercanía se ha convertido en sinónimo de doblegación, se me ocurría que tal vez la única solución para neutralizar este amor celoso que tienen los políticos hacia "sus" medios sea la separación física. Tierra por medio: que los periodistas catalanes informaran de Cataluña desde Andalucía, los andaluces de su patria chica desde Galicia o los madrileños desde el País Vasco. Distancia, aire fresco.

¡Se haría feliz a tanta gente! A los políticos, que sólo tendrían próximos a sus periodistas vasallos y podrían culpar de desafección a los renegados que escribieran desde otra comunidad, y a ese tipo de ciudadanos, como usted y como yo, esa inmensa minoría, que deseamos una información sin servidumbres.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_