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Crónica:Vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El látigo de Cristiano desfigura al Arsenal

El extremo del Manchester United resuelve la eliminatoria en un abrir y cerrar de ojos

Ramon Besa

Al Manchester United le llevará más tiempo regresar hoy del campo de entrenamiento, y a buen seguro el vuelo del día 27 hasta Roma, que resolver su eliminatoria contra el Arsenal, decidida en un abrir y cerrar de ojos, como si jugaran el líder contra el colista del torneo. Los diablos rojos doblaron ayer en apenas diez minutos la ventaja adquirida en Old Trafford. La tan esperada semifinal que enfrentaba al equipo de Ferguson con el de Wenger fue un fiasco. Los gunners ni siquiera pudieron abrir la boca ante el monólogo del United, dominador del juego y el marcador en la ida (1-0) y en la vuelta, siempre más veterano, mejor puesto y, sobre todo, eternamente eficaz. El látigo de Cristiano Ronaldo fustigó a la caballería de Wenger.

ARSENAL 1 - MANCHESTER UNITED 3

Arsenal: Almunia; Sagna, Touré, Djorou, Gibbs (Eboué, m. 46); Cesc, Song, Nasri; Walcott (Bendtner, m. 63), Adebayor y Van Persie (Vela, m. 79). No utilizados: Fabianski; Diaby, Denilson y Silvestre.

Manchester United: Van der Sar; O'Shea, Ferdinand, Vidic, Evra (Rafael, m. 65); Fletcher, Carrick, Anderson (Giggs, m. 63); Cristiano Ronaldo, Rooney (Berbatov, m. 65) y Park. No utilizados: Kuszack; Evans, Tévez y Scholes.

Goles: 0-1. M. 8. Park. 0-2. M. 11. C. Ronaldo, de falta. 0-3. M. 61. C. Ronaldo, a pase de Rooney. 1-3. M. 76. Van Persie, de penalti.

Árbitro: R. Rosetti (Italia). Expulsó con tarjeta roja a Fletcher (m. 74). Amonestó a Nasri, Adebayor y Eboué.

Emirates Stadium: 59.867 espectadores.

A los campeones les vale un gol o un rebote y no perdonan las concesiones del rival

Así funcionan los campeones frente a los aspirantes. A veces les alcanza con un gol, en otras les vale un rebote y normalmente no perdonan las concesiones del rival. Misericordioso en su feudo, el Manchester fue implacable en el Emirates Stadium, tan nuevo como mítico por su imbatibilidad. El Arsenal no había tomado un gol como local en todo el torneo y estaba invicto en la Champions desde abril de 2004, cuando aún jugaba en Highbury. Hasta ayer, cuando Gibbs se resbaló en el rechace de un centro de Cristiano y le cedió un remate franco al llegador Park, que cruzó el balón ante la salida de Almunia.

El portero no se había repuesto todavía de la contrariedad cuando Cristiano le sorprendió con un golpe franco seco y duro, marca de la casa, circunstancia apreciable en la trayectoria que describe la pelota, que siempre toma la altura necesaria por el efecto que le da su bota. Zanjado el debate y decidido que será el United el que defienda el título en Roma, al Arsenal ni siquiera le quedó el consuelo de poder ganar el partido, un asunto nada banal en los duelos de ambos equipos, y menos si se recuerda que los red devils habían fracasado en nueve de sus últimas diez visitas al campo del siempre vitalista Arsenal.

Ocurrió que los medios del Manchester anudaron a los muchachos de Wenger, muy sugerentes en la alineación y poco presentes en la cancha. A Van Persie le falta ritmo porque acaba de salir de una lesión y tanto Nasri como Cesc se vieron obligados a conducir en exceso el cuero. Encimados, los ligeros volantes locales apenas mezclaron y tocaron para Adebayor. El encuentro tuvo como único protagonista a Cristiano. El repertorio del portugués fue infinito: suyo fue el centro del 0-1, marcó de falta el 0-2 y remachó personalmente el 0-3 después de una vertiginosa transición, de área a área en cuatro pases, iniciada en persona por él mismo con un taconazo, conducida por Park y habilitada por Rooney, siempre excelente.

El gol fue demasiado duro de encajar para la hinchada del Arsenal. Algunos aficionados fueron invitados a desalojar momentáneamente sus localidades por la policía por cuestiones de seguridad mientras que otros desfilaron para casa, rendidos y al tiempo doloridos por la dimisión de su equipo, sorprendidos por la sencillez con que el Manchester resolvió un partido que se suponía muy difícil, más que nunca si se quiere, por tratarse de una semifinal europea. Encantador en el ataque, el Arsenal no tiene defensa. Pese a las buenas intervenciones de Almunia, le condenaron sus fallos en la zaga y la falta de jerarquía en la media. Los mejores sólo se reivindicaron como solistas. Los detalles de Nasri son siempre de muy buen ver, Cesc forzó un penalti y la expulsión de Fletcher y Van Persie transformó el lanzamiento con un tiro excepcional.

El gol del honor permitió dar fe de vida al Arsenal, falto de recursos cuando no encuentra el hilo del juego, de la misma manera que el inicio de la rueda de cambios indicó que el Manchester aprovechaba el tiempo para repartir los esfuerzos. Cristiano, en cambio, aguantó hasta el final, feliz y contento, rematador como nunca, exigiendo reiteradamente al portero, sabedor de que sus últimas actuaciones le devuelven al escaparate mundial. Ronny está dispuesto a defender su Balón de Oro con la misma energía y clase que el United el título de campeón de la Copa de Europa, por más que la historia diga que ningún equipo ha repetido trofeo desde que comenzó el formato de la Champions. Un aviso muy serio para Messi y también una buena noticia para el Chelsea-Barcelona a pesar de que el Manchester lleve 26 partidos invicto.

Cristiano Ronaldo, eufórico tras conseguir el tercer gol del Manchester United, el segundo de los suyos.
Cristiano Ronaldo, eufórico tras conseguir el tercer gol del Manchester United, el segundo de los suyos.REUTERS

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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