Dragones y farsantes
En Titirimundi, en Segovia, las hadas se enfrentan a un gran número de peligros
Quienes acudan a Segovia del 8 al 13 de mayo, que se preparen para ver por las calles a bandoleros, monstruos, acróbatas, prestidigitadores, hadas madrinas, timadores, máscaras y muchos otros seres fantásticos, e incluso un circo muy pequeño, tanto que lo forman unas pulgas imaginarias, de la compañía belga Circo de las Pulgas, con los juegos e ilusiones de Dominique Kerignard, que harán creer a propios y extraños que Mimi, Zaza y Lulú, minúsculos insectos amaestrados, existen de verdad.
Seis compañías francesas (entre ellas, el Circo Invisible de Jean Baptiste Thyerre y Victoria Chaplin, hija de Charles Chaplin), seis italianas, doce españolas... Con un pregón a cargo del Nuevo Mester de Juglaría (grupo que ha grabado un disco dedicado a Titirimundi con letras de Ignacio Sanz), regresa a Segovia el Festival Internacional de Títeres y Saltimbanquis Titirimundi, que se extiende paralelamente a las provincias de la comunidad de Castilla y León y a algunos municipios de la Comunidad de Madrid. Toda una semana para disfrutar en calles, plazas, patios o antiguos palacios de esta histórica ciudad, que aspira a ser capital europea de la cultura en 2016, para recorrer el universo de los títeres y asomarse a las diferentes culturas del mundo, con más de 40 compañías procedentes de 17 países. Serán 407 funciones, 217 de ellas en Segovia capital (36 espectáculos cada día).
Teatro en las ruinas
Siguiendo el programa, de la mano del festival se puede realizar un recorrido por la ciudad y por sus rincones más hermosos, desde los más notables hasta los más desconocidos. Algunos se utilizarán por primera vez, como las ruinas del antiguo convento de San Agustín, donde los restos de su iglesia gótica convivirán con las figuras mágicas africanas de la compañía Dittout, de Benin, o con las fantasías folclóricas del Teatro Estatal de Marionetas de Varna, que recoge las tradiciones más valiosas de Europa oriental; o el patio del palacio de La Floresta, construido en el siglo XVII, por donde se desenvolverá La Chana con un espectáculo cómico y ácido que sigue la tradición de los cantares de ciego.
Pero esta fiesta de marionetas, cómicos y guiñoles se vive con intensidad en toda la ciudad, donde igual aparece entre las piedras del acueducto romano un autómata con su dragón echando fuego que, metros más arriba, el visitante se topa con el pasacalles medieval de los Titiriteros de Binéfar, para sorprenderse en la plaza de San Martín con los vistosos muñecos de Los Bufones y alcanzar la plaza Mayor, para divertirse con la compañía australiana de comedia musical Von Trolley Quartet, que combinan elementos cómicos con técnicas circenses. ¡Pasen y vean!
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