Los curas se aprietan el cíngulo
El Arzobispado de Santiago modera sus gastos pero aumenta su ayuda social
La Iglesia atraviesa una racha de cepillos flacos. La crisis económica también se está dejando sentir en las celebraciones religiosas hasta el punto de que en la Catedral de Santiago, la parroquia que más recauda de entre las 1.071 que dependen de la archidiócesis, las aportaciones directas de los católicos que van a misa han mermado "entre un 10% y un 15%" en un año. Si con la llegada del euro el redondeo benefició las cuentas parroquiales, hoy los fieles se lo piensan bastante antes de echar entera una de estas monedas al saco de terciopelo o el peto das ánimas.
Las parroquias cierran la contabilidad anual entre mayo y junio, y de momento, el Arzobispado de Santiago no tiene datos concretos, pero se espera lo peor. "A lo mejor se produce un milagro", deseaba ayer ante las grabadoras y los micrófonos el ecónomo diocesano, Dictino Maceira. Pero como los milagros, con los tiempos que corren, son cada vez más raros, el equipo de asuntos financieros del arzobispo, Julián Barrio, ha aprobado para 2009 unos presupuestos austeros, en los que tanto los ingresos estimados como los gastos previstos van a ser casi un 9% más bajos que en 2008.
La demanda de ayuda benéfica ha crecido un 40% en Padre Rubinos
Los donativos, en la Catedral, han bajado este año hasta un 15%
En la rueda de prensa que, por tercer año consecutivo y "con el fin de ofrecer la máxima transparencia", convocó para hacer públicos sus números, el Arzobispado anunció que este año gastará 28,2 millones de euros, 2,75 menos que el año pasado. Por habitante, en una diócesis de 1.337.900 almas, el ecónomo calcula que la Iglesia ingresará 2,06 euros menos que el año pasado, pasando de los 23,21 a los 21,15.
En el obispado entrará menos dinero que en 2008 por casi todas las vías. Bajarán las colectas parroquiales (los que llevan las cuentas creen que la caída será de 951.000 euros hasta quedarse en unos ingresos de 9,85 millones) y otro tipo de colectas extraordinarias destinadas a instituciones católicas. Bajarán, también, las subvenciones corrientes, los cobros por alquileres (un descenso de 196.000 euros) y aquéllos otros procedentes de operaciones financieras (-1.294.000 euros). Bajarán, incluso, más de medio millón los ingresos por servicios religiosos del tipo bodas y funerales, que pasarán de los 1.869.000 euros cosechados en 2008 a los 1.330.000 que entrarán este año. "Por desgracia", se lamenta Dictino Maceira, "puede que nos hayamos quedado cortos a la hora de estimar el descenso en los ingresos".
La Iglesia compostelana recurrirá a las "enajenaciones de patrimonio" para paliar en lo posible los malos tiempos. La venta de terrenos e inmuebles aportará a su balance contable de 2009 5.280.000 euros, 280.000 más que en 2008. Pero el gran balón de oxígeno vendrá a través de la declaración de la renta de los contribuyentes. El Arzobispado presenta siempre sus presupuestos más o menos al tiempo que inicia su campaña en pro de la X en la casilla de la Iglesia Católica. Este año el gasto en publicidad será más modesto, los sacerdotes propagarán su mensaje de puertas adentro, parroquia a parroquia, pidiendo a los fieles que marquen "tanto la casilla de la Iglesia como la de 'otros fines sociales', porque una cosa no quita la otra".
Por su parte, la oficina del arzobispo enviará cartas "a todas las asesorías y gestorías de la diócesis para pedirles que orienten en este aspecto a sus clientes". "Algunas" de estas empresas "harán caso y otras no", adelanta el ecónomo, "pero el año pasado el obispado ya puso en práctica este método y el resultado fue bueno". En toda España, 8,5 millones de contribuyentes marcaron la casilla católica en la declaración del IRPF del ejercicio pasado. Fueron medio millón más que el año anterior, y la Iglesia estima que la cifra seguirá creciendo en la declaración que toca ahora. Por asignaciones tributarias, sólo la archidiócesis recibirá 5.315.000 euros, 881.000 más que en 2008.
Pero como, en conjunto, los ingresos van a bajar, y si bajan es porque más allá de los muros del templo la gente las está pasando canutas, el arzobispo en persona ha ordenado aumentar el gasto social. En concreto, Julián Barrio ha mandado que un 0,7% del presupuesto ordinario de la diócesis vaya a parar directamente a Cáritas Diocesana, las tres cocinas económicas que funcionan en la provincia eclesiástica (Pontevedra, Santiago y A Coruña) y el Instituto Padre Rubinos de A Coruña. Entre estas instituciones y otras muchas que reciben apoyo del Arzobispado, en total se llevarán este año el 26,5% del presupuesto previsto por el gobierno de la diócesis para gastos ordinarios. Las "actividades pastorales y asistenciales" crecerán en 2009 un 5,32%, pero la aportación se quedará corta a la fuerza. Desde que ha empezado la crisis, sólo el comedor y el albergue de transeúntes de Padre Rubinos han notado un aumento en la demanda del 40%.
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