Granizado de Murcia
Excursión desde el collado Mangueta para descubrir los antiguos pozos de nieve entre los sombríos pinares de Sierra Espuña. Una ruta verde en el corazón de la árida Murcia
Mucha gente piensa que en Murcia no nieva porque es una región de clima semiárido bañada por el cálido Mediterráneo y el trasvase Tajo-Segura, pero a poco que esa misma gente navegue por las hemerotecas de Internet descubrirá con sorpresa que el sábado 27 de enero de 2007 cayó una nevada de 60 centímetros en Sierra Espuña contra la que nada pudieron hacer las máquinas limpiadoras, quedándose los militares de la estación de rádar de la cima como náufragos en un iceberg, y los domingueros que pretendían subir a jugar con sus retoños, comiendo migas en los pueblos de abajo.
Nos gustaría poder decir que nevadones así son la norma en Sierra Espuña, pero la realidad, certificada por los observatorios meteorológicos, es que las precipitaciones están disminuyendo a ojos vistas -de 560 milímetros a poco más de 400 en el último siglo- y que muy difícilmente podrían llenarse hoy los 25 pozos de nieve que salpican estas alturas. Cosas del cambio climático.
Antiguamente, cuando todos los inviernos nevaba a capazos, estos pozos de piedra caliza, cilíndricos, de 6,5 metros de profundidad y 9 de diámetro, cubiertos con bóveda acampanada, servían para conservar el gélido elemento bien apisonado y resguardado hasta que apretaba el calor y se despertaba en las poblaciones del entorno el lógico deseo de tomar sorbetes y helados, o el más lógico aún de evitar que el pescado cantase por soleares. Llegado ese momento, allá por mayo, se iban sacando grandes bloques de nieve compactada de hasta 250 kilos y se transportaban de noche a lomos de mulas, cubiertos con mantas y sacos, y más abajo en carros, hasta los mesones o puestos públicos donde se vendía, perdiéndose por el largo camino entre un cuarto y la mitad del peso inicial. Tampoco es que fuese un gravísimo problema. En cada pozo cabían mil toneladas, así que había hielo para dar y tomar hasta el final del verano.
Los pozos eran propiedad de las ciudades, como Murcia, que tenía ocho, Cartagena (tres) u Orihuela (dos), pero también de instituciones eclesiásticas y particulares. No sólo eran un buen negocio para sus dueños, sino para la Hacienda Real, que despachaba las licencias de apertura, se quedaba con la quinta parte de las ventas y castigaba hasta con 10 años de cárcel a los que trataban de burlar a los inspectores saliéndose de los caminos marcados. Así fue, al menos, desde el siglo XVI hasta que abrió la fábrica de hielo de Totana en 1926. Ese mismo otoño cerraron los 25 pozos.
Espesos pinares
Además de para obtener hielo, estos montes fueron aprovechados desde tiempos remotos para pasto de ovejas y cabras, y su madera, para la construcción naval, la minería y el carboneo, de ahí que el encinar original diera paso a un yermo descarnado y a sucesos tan lamentables como la riada de 1879, inmenso barrizal que motivó la repoblación iniciada en 1891 por el ingeniero forestal cartagenero Ricardo Codorniu, el cual hizo tapizar, sobre todo con pino carrasco, 5.000 hectáreas de una sierra luego declarada sitio de interés nacional (1931), germen del actual parque regional (1992), que abarca 17.804 hectáreas de los municipios de Alhama, Totana, Mula y Aledo.
El resultado de aquella plantación es el espeso pinar que arropa al excursionista mientras sube en coche desde Alhama hacia Huerta Espuña y el Centro Ricardo Codorniu. Tras la parada en este punto de información, y de nuevo al volante, hay que superar nada menos que 21 revueltas antes de coronar el collado Bermejo y doblar a la derecha rumbo a EVA-13, siglas tras las que se esconde no un club de alterne, sino la estación de vigilancia aérea que ocupa la cúspide de la sierra, el morrón de Espuña (1.583 metros). Poco antes de llegar a ésta, en el collado Mangueta (1.355 metros), se descubre el letrero que invita a visitar los pozos de Murcia.
Avanzando ya a pie desde el collado Mangueta por el ancho camino de tierra que sale a mano derecha, se arriba en 10 minutos a una pradera salpicada por las ruinas de los pozos de nieve. Sólo uno conserva su cúpula cónica, y donde antes se alojaba la blanca dama, hoy cunde la oscura hiedra. La prolongación del camino es un senderillo que sube, dejando atrás el pinar, al roquedo calizo donde sólo habitan la sabina negra y el pinchudo cojín de monja, el águila real y el arruí o muflón del Atlas, cáprido que, como cabe deducir por su nombre, no es de por aquí, sino que fue introducido en 1970. Así se llega a la morra de las Moscas (1.507) y, continuando por la cresta, a la caseta que señala la cima del morrón de Alhama (1.444), tras hora y media de marcha.
Murcia entera se divisa desde aquí. Pero seamos más precisos: a poniente se ven el morrón de Espuña y EVA-13, que es como un planetario revocado en color caqui; al norte, las paredes de Leiva, con sus dos kilómetros de anchura, 180 metros de altura y 300 vías de escalada; a naciente, el embalse de Algeciras, agua esmeralda sobre los áridos yesos de Gebas; y un poco más hacia el sur, a la salida del valle pinariego del río Espuña, Alhama y su castillo moro, la vega del Guadalentín y algo que, cabrilleando en lontananza, parece nieve, pero no lo es: el mar. Tan sólo 40 kilómetros separan aquellas aguas templadas de estas cumbres frías, aunque cada vez menos.
Consulta la guía de restaurantes y hoteles de EL VIAJERO
Guía
Cómo ir
» El collado Mangueta, punto de partida de la ruta a pie, se halla a 60 kilómetros de Murcia yendo por la autovía A-7 hasta Alhama de Murcia y siguiendo luego las indicaciones viales hacia el Parque Regional de Sierra Espuña, collado Bermejo y EVA-13.
Comer
» El Chaleco (968 63 01 04). Alhama de Murcia. Precio medio, unos 30 euros.
» La Perdiz (968 43 10 60). Alhama de Murcia. En la subida a la sierra, paellas al fuego de leña, parrillas de carne y platos de caza. Unos 20 euros.
Dormir
» La Mariposa (968 63 10 08; www.hotellamariposa.com). Gebas. Hospedería rural con biblioteca, chimenea, piano, jardín y piscina. Habitación doble, a partir de 49 euros.
» Monasterio de Santa Eulalia (968 48 70 04; www.monasteriosantaeulalia.com). Totana. Edificio del siglo XVI junto a la ermita del mismo nombre. La habitación doble, desde 50 euros.
Información
» www.sierraespuna.com
» www.carm.es/cma/dgmn/ senderos
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.