Una cámara rápida, de fácil uso y atractiva

Hay cosas que da gusto tenerlas en la mano, y esta cámara es una de ellas. Se agarra bien, es bonita, muy rápida, tiene suficiente definición, pantalla y zoom óptico estabilizado. Aguanta bien hasta los 1.600 ISO y es capaz de sacar las mejores luces en dos tomas consecutivas y de disparar ráfagas hasta que el dedo se canse de apretar. Una joyita, vamos. Lástima que salga un poco cara... pagar 329 eurazos es apretar un poco.

No todo son cualidades. La cámara tampoco es capaz de guardar las imágenes en formato RAW y el sensor es CMOS, no CCD, y deja algo que desear cuando se fuerza mucho, ya que aparece algo del molesto ruido en la imagen. Aunque luego se pueda corregir un poco, nunca será igual que no tenerlo.

Un simple plano inclinado vertical hace las veces de una auténtica empuñadura, dando una agradable sensación de estabilidad al sostenerla. El cuerpo es metálico y elegante, negro en nuestra prueba, aunque también existen las versiones plateada y bronce claro, con los botones justos y de acceso cómodo: todo se puede controlar con un práctico joystick a la altura del pulgar. Entre las muchas opciones de disparo se echa en falta una que sea totalmente manual.

La CX1 incorpora un monitor de tres pulgadas y 920.000 puntos, en el que se ven perfectamente las fotografías y todos los menús, pero que crea problemas cuando brilla el sol. Es el precio que hay que pagar por perder el visor clásico y tener que hacer siempre las fotografías encuadrando a un palmo de la cara del fotógrafo.

Hay un aspecto muy destacable en esta compacta: su velocidad. No sólo despliega el objetivo y está dispuesta para el disparo en un tiempo récord, sino que es capaz de hacer una fotografía tras otra a un ritmo de cuatro imágenes por segundo. Si se trata de vídeo, lo captura en formato VGA (640 por 480 píxeles) hasta unos interesantes 120 cuadros por segundo, ideales para hacer efectos de cámara lenta (slow motion). El sensor es un CMOS de nueve megapíxeles, y el objetivo, un zoom angular de 28-200 milímetros, equivalentes a 7,1 aumentos ópticos, con corrección de vibraciones para evitar las fotografías movidas. Entre las distintas formas de disparo está la de generar automáticamente imágenes HDR, fotografías en alto rango dinámico. Para ello, hace una doble captura de la misma imagen con dos disparos consecutivos y con distintos niveles de exposición. Luego combina de manera automática las dos fotografías en una sola corrigiendo las luces.

El problema está en la doble exposición: si la cámara no está en un trípode o sobre otro tipo de estabilizador, o si la fotografía es de un objeto en movimiento, la fusión de las dos imágenes no encaja perfectamente, lo que da lugar a una fotografía con aspecto de movida o doble imagen. Este efecto sólo funciona con la sensibilidad de la cámara 200 ISO, independientemente de las condiciones lumínicas ambientales. Es un buen recurso que ya van incorporando muchas cámaras.