La ira de Laporta

En las imágenes de televisión no se entiende qué dice ni se ve a quién se lo dice, pero el presidente del Barcelona, Joan Laporta, abandonó el sábado el palco de Getafe visiblemente enfadado. Nada más terminar el encuentro, se levantó, gritó, gesticuló y hasta dio un empujón a su compañero de asiento, el vicepresidente deportivo, Rafael Yuste, que permaneció en su puesto, desconcertado, mientras una tercera persona intentaba mediar para reconducir la situación.

Fuentes del club azulgrana aseguran que el desaire de Laporta se debió exclusivamente a "la tensión del momento" tras un partido ganado por la mínima (0-1) y una actuación arbitral muy discutible, sobre todo porque el colegiado "siempre pitó en contra del Barça en las jugadas dudosas", de acuerdo con las tesis barcelonistas. Turienzo Álvarez no pitó un penalti a Messi y otro posible a Eto'o y anuló el que habría sido el segundo gol a Messi por un fuera de juego inexistente. "A Laporta le trataron bien en Getafe", insisten las mismas fuentes, desmintiendo que el presidente pudiera sentirse incómodo en el Coliséum Alfonso Pérez. "Fue solo una reacción emocional", insistieron.

Pep Guardiola, el entrenador azulgrana, también expresó su contrariedad cuando, por norma, no se refiere a los arbitrajes. De manera elegante, en la comparecencia posterior al partido, afirmó: "No hablo de los árbitros jamás, pero que la gente no se confunda: el penalti a Messi es demasiado claro para no pitarlo. Son detalles que marcan partidos, campeonatos. Porque no sólo el Madrid se está jugando cosas. Nosotros, también". "No me quejo", concluyó el técnico, "pero que no opinemos como institución no significa que no nos demos cuenta de lo que sucede".

El secretario técnico, Txiki Begiristain, recurrió a la ironía para referirse a la actuación de Turienzo Álvarez: "Por lo menos, esta vez no le han sacado la amarilla cuando le han tirado [a Messi]", en alusión a la amonestación que recibió en la ida de los cuartos de final de la Copa de Europa contra el Bayern Múnich.

Ayer quien habló de la actuación arbitral fue uno de los capitanes, Xavi. "Los árbitros se equivocan. Seguro que no lo quieren hacer mal. Ayer [por el sábado] se equivocó en el penalti y en el gol anulado y nos perjudicó". El volante, en cualquier caso, aseveró acto seguido: "El equipo es capaz de ganar aun con el arbitraje en contra".

Al Barça le preocupa que desde hace un tiempo se le señale como uno de los equipos favorecidos por los árbitros a causa de su buena relación con el presidente de la federación española, Ángel María Villar. A juicio del presidente, del entrenador y de los jugadores, la actuación de Turienzo Álvarez demuestra que su liderato es producto del buen juego y nunca de la intervención de los colegiados, de ahí la reacción de los jugadores, del entrenador, del secretario técnico y del presidente.

Ocurre que la respuesta de Laporta en Getafe se considera desproporcionada, aunque en la línea de otras anteriores, como cuando el Barça fue eliminado en Old Trafford en las semifinales de la pasada Liga de Campeones y el presidente insultó al árbitro desde el palco. O como cuando se molestó en el último clásico barcelonés disputado en Montjuïc y recriminaron la presencia y el comportamiento de los Boixos Nois, que provocaron una situación de pánico después de quemar varias bengalas. "¡Yo, a éstos [los radicales] no les dejo entrar! ¡No es culpa mía!", vociferó entonces.