El Villarreal se ahoga
El cuadro de Pellegrini desperdicia un penalti ante un Valladolid que jugó media hora con diez
El Villarreal está asfixiado. La temporada se le hace larga, larguísima, y en el horizonte ya no está el ambiente bonito de la Champions. Sólo queda la competición nacional, en la que el objetivo de volver el próximo año a la Copa de Europa comienza a complicársele. Las lesiones, el cansancio, la dificultad para encontrar la motivación se han acumulado y la solución no se antoja sencilla. En Valladolid soportó un tiempo de dominio absoluto del rival y otro de incapacidad para llevarse un partido en el que tuvo a disposición un penalti y un rival con diez jugadores durante la última media hora.
Mendilibar cambió de plan en el último momento. Dejó a los suyos sin delantero centro, sin la habitual referencia de Goitom, a cambio de disponer toda la calidad, todo el toque que tiene en la plantilla. La intención de que el balón circulase sin descanso y a toda velocidad se cumplió desde el inicio y el Villarreal dimitió en los primeros cinco minutos porque no soportaba la presión del Valladolid a campo completo y porque el sentido estratégico de Senna, ausente, no tiene sustituto en el equipo de Pellegrini.
VALLADOLID 0 - VILLARREAL 0
Valladolid: Asenjo; Pedro López, Luis Prieto, Iñaki Bea, Marcos; Álvaro Rubio, Borja; Pedro León, Canobbio (Javi Baraja, m. 67), Escudero (Óscar Sánchez, m. 65); y Víctor (Goitom, m. 78). No utilizados: Villar; Aguirre, Oldoni, Villar y Medunjanin.
Villarreal: Diego López; Javi Venta, Gonzalo, Godín, Capdevila; Cani, Eguren, Bruno (Ibagaza, m. 84), Pirès (Mati Fernández, m. 74); Rossi (Nihat, m. 70) y Llorente. No utilizados: Viera; J. Pablo, Ibagaza y Cygan.
Árbitro: Pérez Burrull. Expulsó directamente a Iñaki Bea (m. 62) tras cometer un penalti sobre Llorente. También amonestó a Pedro León.
Unos 17.000 espectadores en Zorrilla.
Establecida la superioridad física y táctica, el Valladolid tenía que encontrar el camino hacia Diego López y se ofuscó en la banda derecha. Todas las posesiones pasaban por el pie de Pedro León, que no termina de reactivarse. Era tan previsible el equipo de Mendilibar que el Villarreal, cansado y seco de ideas, aprendió enseguida a esperar atrás y a fiarse de una arrancada de Llorente o Rossi.
El Villarreal propuso desde el descanso un intercambio de golpes y el Valladolid aceptó gustoso hasta que llegó la jugada del penalti de Iñaki Bea a Llorente. El central a la ducha, Rossi al lanzamiento y el balón a la grada. Pellegrini propuso más: Ibagaza, Nihat, Mati Fernández. Terminó el partido con cinco delanteros, pero no hubo forma de cambiar un resultado insuficiente para el objetivo marcado.
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