El Atlético espanta sus demonios
La entrada de Banega acaba con la resistencia de un ultraconservador Numancia
Acostumbrado a grandes gestas y mayores fracasos, el Atlético se dio anoche una alegría después de sudar la gota gorda ante un especulador Numancia que le esperó en lo más profundo de la cueva. Hasta la salida de Banega, el cuadro de Pacheta chafó durante una hora larga las aspiraciones europeas de la escuadra del Manzanares. Al contrario que Assunção y Raúl García, enmarañados en la telaraña soriana, el cerebro argentino resolvió con suficiencia el entuerto.
Él solito fabricó el gol que finiquitó la resistencia numantina. Tras romperle la cintura a Sergio Ortega en una baldosa del área, colocó el balón en la escuadra, lo suficientemente lejos de Juan Pablo, un pulpo con en el que se toparon Maxi, Agüero y quien hiciera falta. Forlán sólo vio puerta tras un error en cadena de la defensa, incluido un resbalón, que le permitió sentenciar el duelo y seguir engordando sus números. A la sombra de Agüero, el pistolero charrúa ya cuenta 21 aciertos.
ATLÉTICO 3- NUMANCIA 0
Atlético: Leo Franco; Heitinga, Perea, Ujfalusi, Antonio López; Maxi (Sinama Pongolle, m. 85), Raúl García (Banega, m. 56), Assunção, Simão; Agüero (Luis García, m. 91) y Forlán. No utilizados: Coupet; Domínguez, Pernía y Maniche.
Numancia: Juan Pablo; Juanra, Sergio Ortega, Nagore, Boris, Cisma; Del Pino (Quero, m. 70), Dimas, Barkero; Goiria (Brit, m. 69) y Bellvis (Lago, m. 81). No utilizados: Kelemen; Pavón, Felipe, Mario y Palacios.
Goles: 1-0. M. 62. Banega recorta a Sergio Ortega dentro del área y cuela el balón por la escuadra. 2-0. M. 79. Centro de Simão al área, donde Forlán remata cruzado. 3-0. M. 89. Simão chuta desde el balcón del área y el balón entra tras tocar en Sergio Ortega.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Raúl García, Juanra, Heitinga y Lago.
Unos 50.000 espectadores en el Vicente Calderón.
A la sombra de Agüero, Forlán engordó sus números y ya lleva 21 goles
Banega aportó el oxígeno que tanto echaba en falta el Atlético, un grupo sin término medio, que tan pronto da una de cal como otra de arena y que, tras muchas idas y venidas ha enlazado de nuevo con el cuarto puesto, el último que da acceso a una Champions de rebajas. Con permiso del Valencia, claro, otro que tal baila.
El Día de las Peñas inspiró al Atlético, que terminó dándose un festín ante uno de los rivales más endebles del campeonato. No lo pareció en la primera parte cuando Goiria, solo delante de Leo Franco, tuvo en las botas una oportunidad de oro. Igual que Del Pino, que obligó al portero colchonero a emplearse a fondo en un tiro cruzado desde el vértice del área. Al igual que contra el Mallorca y Osasuna, el cuadro de Abel dio en los 45 minutos iniciales una imagen desharrapada en su propio estadio, donde los silbidos de la grada provocan urticaria en el vestuario. Al Numancia, el peor visitante de la Liga con cuatro puntos a domicilio, le bastó en ese periodo con replegarse, cerrar filas y esperar el cortocircuito rojiblanco.
Una obviedad cuando Raúl García y Assunção son los encargados de crear el juego. Con dos futbolistas más briosos cavando trincheras que tirando pases al hueco, el centro del campo del Atlético es un agujero negro. Abel olió el peligro y dio carrete a Banega, de vocación más ofensiva pero cuestionado por sus faltas de disciplina, al poco de arrancar la segunda parte. Ahí se acabó el duelo para el Numancia, que no saca la cabeza del pozo y jornada a jornada se hunde un poquito más en Segunda. Mientras, el Atlético espantó sus fantasmas con una goleada que le sirve para lamer sus últimas heridas y cumplir con su objetivo de repetir en la Liga de Campeones. Simão, tras sus males personales, cerró el círculo y se dio un respiro remachando el marcador con la inestimable ayuda de Sergio Ortega, que tocó el esférico lo justo para mandarlo a puerta.
El Atlético, pese a sus carencias en el centro del campo, está de vuelta. Una muestra más de las facilidades de esta Liga.
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