El Espanyol se queda con las ganas

Se desploma el Espanyol, colista y sin un resorte que le impulse en la tabla o le mejore en el juego. Carente de tino en los últimos metros, lastrado por la ausencia de De la Peña -molestias musculares-, el equipo blanquiazul empató ante el Numancia, penúltimo y sólo pendiente de abrochar su portería, rácano a más no poder. Unas tablas, en cualquier caso, que no alivian a ninguno y que dejan en entredicho su continuidad en Primera.

La hoja de ruta del Numancia es tan llana como franca. No engaña. Juega al pelotazo limpio en busca de la cabeza de Aranda o el pecho de Goiria. El pase manufacturado no le interesa: la medular, zona prohibida. Por lo que Barkero, de pie fino, se exaspera en el campo, moviendo el cuello de atrás adelante y corriendo por si las moscas en busca de una descarga hacia el costado. No ocurrió. Pero sí que se dio una prolongación de Aranda hacia Goiria, que se amedrentó ante la salida de Kameni. Ahí se acabó el Numancia, negligente e inofensivo.

Pochettino no convocó a De la Peña. Una losa porque Lo Pelat ha reactivado al equipo hasta el punto de ser su pichichi con cuatro goles. Un acierto porque hace dos años que no aguanta cinco partidos seguidos sin romperse. Un detalle, en cualquier caso, determinante.

Casi tanto como el árbitro. A un disparo de Sergio Sánchez y rebote de Tamudo, la mano de Moreno rechazó el balón en la boca de gol. El colegiado la consideró involuntaria, aunque no estuviera pegada al cuerpo. Y a otro chut de Sergio Sánchez nadie se interpuso. Sólo Mejuto, que anuló el gol porque se inventó un fuera de juego de Moisés Hurtado. También descartó una barrida de Boris a Tamudo en el área. Demasiadas penalizaciones para el Espanyol y fortuna para el Numancia, que suman un punto estéril en busca de una salvación que nunca llega.