Iniesta nunca se toma el día libre
El volante resuelve para el Barça un partido desbravado y mal jugado ante un inofensivo Recreativo
Al Camp Nou hay que llegar a la hora, comido, bebido y servido, nada de perder el tiempo en discusiones banales, ya sea en el bar o en el servicio, como que no para de llover o que ya se sabe que la Semana Santa es tiempo de turistas, aficionados accidentales o visitas de parientes y amigos, más que de militantes del fútbol, obligados a enfilar la carretera por imperativo familiar. Ayer había que acelerar el paso porque al Barcelona le alcanzaron 45 segundos para desequilibrar el partido. No es el gol más rápido del campeonato -el sportinguista Bilic tardó 30 segundos en batir a Diego López- ni tampoco obviamente de la Liga. A algún barcelonista, sin embargo, le pilló en fuera de juego. La gent blaugrana, de todas maneras, acostumbra a ser puntual, especialmente el sábado, día en que por lo general no hay empleo que ejercer ni negocio que guardar. Otra cosa es que se cuenten muchos seguidores que se retiran antes de tiempo, cuando queda partido, porque prefieren llegar antes al coche que ver el último gol.
BARCELONA 2 - RECREATIVO 0
Barcelona: Valdés; Alves, Cáceres, Márquez, Sylvinho; Iniesta (Hleb, m. 74), Sergio Busquets, Gudjohnsen (Xavi, m. 61); Messi, Bojan (Keita, m. 63) y Henry. No utilizados: Jorquera, Puyol, Eto'o y Abidal.
Recreativo: Riesgo; Nef, Morris, Lamas, Casado; Barber, Javi Fuego, Sisi; Camuñas, Nayar (Ersen Martin, m. 73) y Marco Rubén (Akalé, m. 73). No utilizados: Roberto, Arzo, Maidana, Quique Álvarez y Poli.
Goles: 1-0. M. 1. Henry profundiza por la banda e Iniesta remata el centro a portería vacía. 2-0. M. 66. Iniesta se escapa por el costado izquierdo y centra al área, donde Morris desvía a gol.
Árbitro: Iturralde González.
Camp Nou. 56.831 espectadores
Ayer, en cualquier caso, el riesgo de distracción era extremo y afectaba por igual al seguidor que al equipo. Abatido en el calentamiento Riesgo, la contienda dejó de ser un partido de fútbol para convertirse en una función de circo durante largo tiempo. Aunque Iniesta, siempre fiable, funcionaba como solista extraordinario, no había manera de que sus compañeros le siguieran el juego, especialmente Márquez, que habilitó por dos veces a los delanteros del Recreativo y obligó a Valdés a un par de intervenciones muy exigentes. No había tensión ni precisión ni ritmo en el bando azulgrana, muy desbravado. Rebajado en la alineación, el Barcelona se dejó llevar por la torrija del día y la resaca europea del miércoles, convencido de que le podía valer con un gol para asegurar el triunfo.
Al Barça no le van los partidos fáciles y menos con equipos como el Recreativo, que cargaba con 11 goles en sus cuatro últimas visitas. La estadística asegura, por lo demás, que los adversarios que le han descontado puntos son cuatro de los cinco últimos -Numancia, Espanyol, Getafe y Betis- y, en medio, como tercero por la cola, quedaba el Recreativo. Así que el partido tenía trampa, y el plantel de Alcaraz estuvo en el ajo, apuntando más que ningún otro al portero del Barça, forzando saques de esquina y algún que otro disparo. No le afectó para nada tomar un gol al empezar sino que siguió jugando como si no hubiera pasado nada y sólo el trío arbitral le hizo la vida imposible.
A los azulgrana, muy diseminados, les faltaba agresividad y muy especialmente colmillo desde que Iniesta empujó a la red un centro de Henry, que se había ganado la banda y puesto la pelota al primer palo para ser atacada por Bojan. El ariete porfió con el central, el balón quedó suelto e Iniesta marcó con la misma discreción que un pajarito: piu. El equipo azulgrana no juntaba bien las líneas, concedía demasiados espacios y no atinaba a cerrar el encuentro antes de que se pusiera más tonto y peligroso. Hasta Messi se había desenchufado y prefería el pase al quiebro y al tiro. La cosa se puso tan fea para el Barça que el árbitro pudo muy bien pitar un penalti de Valdés por carga a Sisi. Al Recreativo sólo le faltaba pegada.
No le quedó más remedio a Guardiola que recurrir al banquillo para cambiar el tono del equipo, aplatanado y desincronizado. La salida de Xavi por un insustancial Gudjohnsen y de Keita por el desacertado Bojan le dio más de gobierno y cuajo al tiempo que permitía a Iniesta alcanzar el área. Arrimado a la banda, el volante forzó el segundo gol tras un centro que dio en Morris y despistó al portero. Y sanseacabó. Desde el punto de vista futbolístico, el partido había sido un monólogo de Iniesta y, una vez asegurada la victoria, Guardiola le sustituyó para que la hinchada pudiera ovacionarle y, por una vez, abandonar después el campo con tiempo porque ya no quedaba nada más por ver ni por vender. Bueno sí, como de costumbre cada vez que uno abandona el estadio, hay un gol o una jugada imposible. Ayer Messi falló un penalti que pitó un juez auxiliar por manos de Casado y también un gol mal anulado al Recre por el otro ayudante. Un disparate en una jornada de asueto.
Iniesta, para suerte del Barça, nunca se toma un día libre, y menos quedando ocho jornadas: el Madrid cuenta los puntos; el Barcelona descuenta partidos.
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