Victoria incuestionable

Finalmente el Barça representará a la ACB en la Final a Cuatro de Berlín. Ningún pero posible, pues desde el final del primer partido y a pesar de la inicial victoria del Tau, ha ido creciendo a la misma velocidad que su rival menguaba hasta llegar a la paliza definitiva de ayer. No ha sido quizás el desenlace más esperado, sobre todo por el sorprendente derrumbe vitoriano cuando lo tenía todo a favor con 2-1 y partido en casa, pero sin duda el más justo.

El encuentro y el pasaporte los ganó el Barça desde el primer minuto. Lo que se tardó en ver que Navarro, la gran incógnita por su estado físico, no sólo no acusaba su reciente lesión, sino que cumplía con su deber de líder indiscutible de los azulgranas. Llegados a una situación así, donde te juegas tanto esfuerzo, dedicación e ilusiones en sólo cuarenta minutos, los grandes jugadores tienen que lanzar señales lo antes posible. Navarro lo entiende como pocos. Sabe de su papel, conoce perfectamente su importancia y la ascendencia que tiene no ya en la pura tarea de hacer puntos, sino en el estado emocional del colectivo al que pertenece. Precisamente es esto lo que venía buscando con su prematuro regreso de la NBA. Por eso es consciente de que el verle enchufado no sólo ayuda a los necesarios trámites del juego, sino que transmite confianza y seguridad a su alrededor. Con una explosión marca de la casa al inicio del partido, todos supieron que estaba en uno de esos días tan maravillosamente suyos. El efecto de su arrancada fue tan reconfortante para los azulgrana como demoledor para el Tau, que ha llegado al momento clave de esta competición, tan añorada en Vitoria, algo desenfocado.

A partir de la ventaja que atesoró el Barça de la mano de Navarro, el Tau fue siempre a remolque. Demasiado para un colectivo que no atraviesa sus mejores días. Sin ninguna causa principal, tipo lesión de jugador clave u otro contratiempo, desde hace un mes los de Ivanovic han ido perdiendo poquito a poco ese momentum que les hizo arrasar allá por donde pasaban de octubre a febrero. Primero fue la derrota ante Olympiacos, lo que les privó de jugar con ventaja de campo esta ronda eliminatoria, detalle fundamental viendo ahora que los cuatro que viajan a Berlín lo han tenido a favor, y luego el desaprovechar la primera victoria en Barcelona hace quince días. Nadie mejor que Rakocevic para representar este desajuste. Al contrario de Navarro, el alero del Tau estuvo desaparecido, sobrepasado por todo y por todos, siendo también el primero en desquiciarse. Fue tanta la superioridad que incluso hubo minutos de juego para que el Barça celebrase sobradamente la hazaña con su afición durante todo el último cuarto, ya que el partido se cerró con diez minutos de antelación. Dato incuestionable de una superioridad que confirma el potencial de este equipo y que hasta esta serie no había logrado desarrollarlo en toda su extensión. Mejor ocasión que esta, imposible.