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Reportaje:

La cúpula de Barceló, a pequeña escala

Caixafòrum exhibe maquetas y fotos de su proceso de trabajo en Ginebra

"Fue un proceso difícil y a punto estuvo de ser fallido", recuerda Agustí Torres, el fotógrafo y realizador que documentó todo el proceso de creación de la cúpula de Miquel Barceló para la sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones de la ONU en Ginebra. Torres está ultimando ahora el documental de 90 minutos que grabó durante los dos años de estancia del artista y sus colaboradores en la ciudad suiza, pero ayer era el encargado de presentar la exposición que sobre aquel proceso se presenta hasta el 14 de junio en Caixafòrum. La Fundación La Caixa es una de las empresas que patrocinaron la cúpula, polémica por su coste, en el marco de la Fundación Onuart.

El artista se encuentra en París ultimando los trabajos que presentará en el pabellón español de la próxima Bienal de Venecia. De momento sólo ha trascendido que contará con cuadros centrados en los temas marinos y africanos que ha realizado en los últimos años y que incluirá también una pequeña muestra de obras del creador francés François Augierás sobre temas africanos.

La mar de Barceló, además de un libro, es el título de esta exposición de pequeño formato que reúne algunas de las fotos de Torres, una maqueta de trabajo de la cúpula, un pequeño vídeo de cuatro minutos que resume el proceso, el cuaderno de bitácora del artista (con un vídeo que permite ver todos los dibujos) y el enorme cuadro Marejadilla, de 2002, considerado el punto de partida de la cúpula.

"En esta pintura llena de relieves ya se aprecia el efecto que se buscaba en la cúpula, que consiste en que se lee diferente según dónde está situado el espectador", explica Torres. "Durante el proceso había momentos de aparente caos, pero al final todo acabó tomando forma". Es una opinión que corrobora Ramon López, el escultor que logró que, tras varios intentos fracasados, las estalactitas de la cúpula fueran los suficientemente grandes y seguras. "Es una locura, pero tiene sentido", indica López. "Cuando se entra en la sala lo que se ve es un mar blanquecino y revuelto, pero una vez que se está en la zona del orador, la perspectiva muestra una cueva llena de colores".

Para Torres, que durante este tiempo aparcó su propio trabajo creativo sobre el turismo de masas para centrarse en este proyecto, la experiencia ha sido intensa, pero positiva. "He podido ser testigo privilegiado de un proceso creativo muy interesante que ha ido cambiando mucho con el tiempo y que me ha permitido reflejar el conflicto con los materiales, el drama y su resolución".

Un visitante ante las fotos de Agustí Torres de la obra de Barceló.
Un visitante ante las fotos de Agustí Torres de la obra de Barceló.EFE
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