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Columna
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El congreso socialista

El Partido Socialista prepara para finales de mes un congreso donde deberá elegir una nueva Ejecutiva y un nuevo secretario general. Siendo importante el fracaso electoral, éste no debería ser suficiente para cuestionar la trayectoria seguida en los últimos diez años. Los resultados electorales tienen una explicación en unas razones muy concretas que ya han sido bastante bien analizadas y desde luego no son debidas a una merma de la fortaleza del partido ni de su penetración y aceptación por la sociedad gallega.

Hace diez años el Partido Socialista de Galicia no sólo era la tercera fuerza política de Galicia, con una trayectoria claramente descendente sino que en muchas ciudades y pueblos de Galicia sólo existía como una especie de franquicia, en la que los que estaban al frente no buscaban ampliar el grado de influencia del partido en su entorno y en la sociedad sino por el contrario su principal quehacer era que nadie le pudiese quitar su pequeño tenderete y por eso no era bienvenido nadie de prestigio. La penetración en la zona rural era muy pequeña e incluso en algunos Ayuntamientos el partido no era capaz de presentar listas.

En las generales se vio claramente que el PSdeG tiene capacidad de atracción en la sociedad

Este panorama cambió radicalmente, no sin trabajo, esfuerzo e inteligencia de muchos oscuros militantes. Muchas veces el partido tuvo que reiniciar de cero al tener que suprimir las franquicias existentes y sin tener medios y recursos. Poco a poco se vieron los resultados, primero igualando a diputados a la que era segunda fuerza política, y después consiguiendo 25 diputados igual que en la actualidad. Igualmente consiguió las alcaldías siete de las ocho ciudades más grandes de Galicia, así como dos diputaciones. En las elecciones generales se conseguía superar el 40% del total de los votos, porcentaje nunca alcanzado.

Este resultado de 2008 indica claramente que el Partido Socialista tiene capacidad de atracción en la sociedad gallega. En efecto hay amplios sectores de ella que ven en él al partido más capaz para ayudar a transformar Galicia en un país moderno, entroncado con Europa y con el resto de España, consciente de sus potencialidades, sin complejos de inferioridad y huyendo del lamento continuo. El gran acierto en los últimos años es parecerse sociológicamente cada vez más a la Galicia real, de tal manera que dentro de él se pueden encontrar personas de todas las clases sociales, de todos los sectores económicos, de toda clase de territorios y de todas las edades. En él hay una presencia rural importante conjuntamente con obreros, profesores, comerciantes, universitarios, sanitarios...

El candidato visible hasta ahora, Manuel Vázquez, es un político con experiencia que conoce el partido por dentro y tuvo mucho que ver con su asentamiento, evolución y crecimiento en Ourense. Sabe que hubo un cierto malestar de los militantes, al no ver con buenos ojos que en algunas consellerías se nombrase a muchos cargos independientes ignorando a personas del partido con experiencia política y prestigio. Por eso propone una mayor participación del partido en la toma de decisiones y por ello propone una organización interna que haga posible llegar las opiniones desde abajo. Sus declaraciones a los medios de comunicación están llenas de sensatez, reafirmando el carácter socialdemócrata y galleguista del partido. Si resulta elegido, tendrá como primer gran desafío, las elecciones municipales, donde la lógica indica que los populares deberían recuperar varias ciudades. La capacidad de resistencia en las ciudades y los resultados en el interior serán un primer indicio de las posibilidades del Partido Socialista en las autonómicas de dentro cuatro años.

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