Amigos y corrupción
Mireia Mollà, diputada de Compromís, recordó ayer ante el pleno de las Cortes que las organizaciones internacionales que comparan los grados de corrupción de los diversos regímenes políticos en todo el mundo atienden, en primer lugar, a las relaciones de amistad manifiesta entre contratantes y contratistas. Mollà recordó que Serafín Castellano, consejero de Gobernación, ha asumido una relación de "íntima amistad" con el responsable de Construcciones Taroncher, una empresa que ha sido adjudicataria de siete millones de euros en contratos públicos desde 2000. Mollà reclamó un registro de contratos menores que detalle todas las adjudicaciones de la Administración que no requieren concurso público, la difusión de los contratos reclamados por la oposición parlamentaria y, expresamente, "instar al Consell a garantizar el cumplimiento de la ley de contratos del sector público" con especial mención a los casos en los en que se da "amistad íntima" con el contratista.
El socialista José Camarasa aderezó el apoyo a la iniciativa con una relación de irregularidades reflejadas por la Sindicatura de Comptes en diversos contratos "a dedo", recordó que "el Consell está bajo sospecha" y recomendó: "Háganselo mirar, les hace falta un pase por la ley del algodón".
Vicente Parra, del PP, bromeó sobre la capacidad de la oposición para denunciar actuaciones corruptas y expresó su más absoluto rechazo a una iniciativa dirigida a sembrar la sospecha contra Castellano, cuya trayectoria como gestor público definió como "intachable, impoluta y transparente".
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