La revolución que viene del cielo

Todos hemos visto en el telediario las imágenes del Meteosat que los meteorólogos utilizan para ilustrar sus crónicas sobre el tiempo y hacer predicciones. La utilización de imágenes provenientes de satélites para la meteorología es la más popular de las aplicaciones de teledetección. Pero no es la única aplicación que se puede derivar de las imágenes que proporcionan los cada vez más numerosos satélites de observación que giran en torno a la Tierra utilizando diferentes tipos de sensores y cámaras.

Además de las obvias aplicaciones militares de los satélites desde tiempos de la "guerra fría", el avance tecnológico y la apuesta de las agencias espaciales por las misiones de observación han contribuido al avance del conocimiento científico y han dado un gran impulso a aplicaciones que dan respuesta a dos de los grandes retos de la sociedad, la conservación del medioambiente y la preocupación por la seguridad.

Hoy en día, las imágenes obtenidas por los satélites, mediante un procesamiento posterior realizado por sofisticados sistemas en Tierra, son capaces de proporcionar a los gobiernos y agencias gubernamentales información útil para la gestión de crisis humanitarias, la monitorización de accidentes o desastres naturales, el seguimiento del tráfico marítimo, la planificación del desarrollo urbano y de la utilización del suelo, la monitorización de las cosechas y la producción esperada de alimentos, el control de la biodiversidad y la gestión del desarrollo sostenible, la vigilancia de tráfico ilegal y de fronteras y un sinfín de aplicaciones que incluyen también aspectos sanitarios y climáticos.

La idoneidad de la teledetección para proporcionar informaciónl en estos ámbitos ha favorecido el desarrollo y utilización de un creciente número de satélites de observación de la Tierra, en su mayoría promovidos por agencias como la NASA y la ESA. Esta tendencia se acelerará en proximamente con el lanzamiento de más satélites y la incorporación de otros países que contarán con sistemas propios de observación, entre los que se halla España.

A pesar de que hoy la teledetección está promovida principalmente por agencias espaciales y l clientes institucionales, las aplicaciones de observación de la Tierra constituyen, además de las telecomunicaciones y el posicionamiento por satélite, la promesa más firme de desarrollo de un segmento comercial con gran potencial. Estas aplicaciones benefician además a la sociedad y ofrecen la seguridad de un mundo mejor.

Pedro J. Schoch es director de Marketing y Comunicación de GMV.