Fouces contra fusiles
La 'expulsión' de los franceses culmina el bicentenario de la Reconquista de Vigo
La historia es archisabida por la mayoría; el guión se mantiene invariable como un cantar de ciego y los personajes resultan simpáticos: la enérgica Aurora instando a las mujeres a la rebelión, el bravo Carolo, un hombre de mar que atemorizó a los franceses con su machete afilado antes de caer en la Puerta de Gamboa, Cachamuíña allá en el balcón infundiendo respeto... incluso el comandante Chalot acaba teniendo un punto entrañable en la persona que lo encarna, Antón Bouzas, muy conocido por su trabajo contra la exclusión social. Cada 28 de marzo, los vecinos del Casco Vello de Vigo organizan en su barrio la dramatización de los hechos históricos de la invasión napoleónica de aquella población que en 1809 era una villa y la derrota de los franceses, acontecida dos meses después e infringida por un ejército improvisado de marineros y campesinos. Y si cada año el relato se repite, el llenazo de las calles de la zona antigua viguesa, también, animadas durante todo el fin de semana con música en directo, un mercado de artesanía y demostraciones de oficios que hoy continúan.
Ayer por la tarde, la acostumbrada puesta en escena fue, además, el punto central de la celebración del bicentenario de la Reconquista de Vigo, que prácticamente lo es también del nacimiento de la ciudad. Representaciones históricas por diferentes barrios, una exposición en el Museo de Castrelos y un congreso sobre la Guerra de la Independencia fueron los actos añadidos para vestir la conmemoración, que sigue teniendo en la fiesta popular su expresión más genuina y participativa. "¡Defensa, alcalde, defensa!", gritaban los espectadores que atiborraron la Praza da Constitución a la llegada de los soldados. Se lo gritaban a Vázquez Varela; el regidor actual, en cambio, fue recibido con pitidos, al igual que el conjunto de la representación de la vida política municipal, otra novedad incorporada al festejo que, como siempre, terminó disolviendo los bandos enfrentados con un baile colectivo.
La celebración vespertina relajó un poco a los políticos locales, tras otra semana turbulenta en los despachos. Los del BNG, con el teniente alcalde, Santiago Domínguez, a la cabeza, acudieron caracterizados de época. Incluso la edil de patrimonio histórico, Helena Maure, dio unos pasos de baile con el alcalde, Abel Caballero, fiel al traje de chaqueta, bajo la atenta mirada de la portavoz socialista en el Senado, Carmen Silva, y otros concejales, todos ellos miembros del gobierno local con excepción de una única edil del PP.
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