Tiempo al tiempo
Disco y gira cruciales para el devenir de ese proyecto gestado en las calles bajo el nombre de Ojos de Brujo. La vida de apego a las antiguas costumbres, esas que implicaban control absoluto, discusiones eternas, giras sin fin y sonido algo destartalado pero natural y espontáneo, parece dar paso a otros tiempos. Éstos vienen marcados por la intención de delegar algunos aspectos de su carrera en terceras personas, redondear el sonido con arreglos menos angulosos, sonar por ello más accesibles y dotar al grupo de un mayor acento latino. Todo este cambio se hizo visible en el Auditori, un local que hasta ayer no se vinculaba en ningún sentido a la biografía de la banda.
El grupo, anticípese ya, suena más convincente y redondo, más confortable y quizá menos imaginativo en sus arreglos, cimentados en solos de bajo, innecesarios, y de saxo y trompeta, no imprescindibles y bastante imaginables. Con Max acentuando con su beat boxing callejero buena parte de los temas, la sección de ritmo casi de metrónomo y el empaque general del sonido como señal de identidad- con una Marina que vuelve a prometer tronío al frente-, Ojos de Brujo ya es grupo de otra división. La calle es el origen, pero ya no suena a final deseado de trayecto. O bien pueden desear ese final, al fin y al cabo son músicos de calle, pero el sonido, confortable y romo, no les permite tocar la acera. Cosas que se ganan, cosas que se pierden. Eso es vivir.
OJOS DE BRUJO
Auditori. Barcelona, 25 de marzo.
Queda por saber cómo se asimilará el marcado acento latino, más concretamente cubano, del nuevo disco. En el Auditori buena parte de estos temas sonaron al principio y el público quedó a la expectativa. Nada que deje lecturas serias, el disco lleva muy poco en la calle y los temas aún no se conocen.
Pero aun con ello hizo falta un buen tramo de actuación para que los ánimos se caldeasen, lo que puede significar lo arriesgado de perder acento flamenco en favor del cubano, especialmente si éste acento tiene un deje tan clásico como el manifestado por la banda.
Un dato más para entender que el futuro de la banda pasa por ver cómo casan todos los cambios en unos músicos que han vivido la friolera de 10 años con una intensidad y presión que les pueden hacer sentir que han vivido 20. El tiempo dirá.
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