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Aguirre se vuelca en las europeas para recuperar su peso en el partido

El triunfo del 'marianista' Feijóo se interpretó como una derrota de la presidenta

Carlos E. Cué

Esperanza Aguirre, la gran rival de Mariano Rajoy, fue una de las principales derrotadas, al menos desde el punto de vista interno, de las elecciones gallegas. La victoria del PP dejó sin argumentos a los críticos, pero es que, además, ella no había acudido a un solo mitin, al contrario que Alberto Ruiz-Gallardón, su gran enemigo, que se volcó en la campaña junto al marianista Alberto Núñez Feijóo.

La ausencia de Aguirre en la noche electoral desató todo tipo de comentarios en el partido, aunque en su entorno insistían en que estaba feliz porque creía que, en caso de derrota, le iban a echar la culpa por el caso del espionaje y la corrupción en algunos municipios de Madrid, que explotó precisamente antes de las elecciones y se recrudeció durante la campaña.

La dirigente logró que Rajoy cierre su investigación sobre el espionaje

La presidenta de Madrid no quiere volver a aparecer como derrotada tras las elecciones europeas de junio, donde el PP parte como favorito. Así que Aguirre, que tiene una enorme capacidad para reponerse de los golpes, ha decidido colocarse al frente de la manifestación. La presidenta se volcará en la campaña para sacar un buen resultado en Madrid y recuperar su prestigio interno.

Aguirre se presentó ayer ante la Junta Directiva regional con un discurso de ataque a la prensa que ha destapado sus escándalos y a la oposición que ha tratado de investigarlos. Pero sobre todo con la intención de animar a los suyos a volcarse en las europeas "para enseñar a Zapatero que su proyecto está acabado, que los españoles no aguantan más esta sangría de parados y no aguantan más esas maniobras para desprestigiarnos desde sus medios afines o por medio de sus jueces estrella", unas "insidias y mentiras" que, en su opinión, no serán sino "un acicate para trabajar más duro y ganar".

Aguirre ha logrado que Mariano Rajoy cierre su investigación interna sobre el espionaje, y ahora se siente más fuerte, según su entorno. La presidenta y sus fieles argumentaban que ella cumplió su parte: no sólo abrió la comisión, como querían Rajoy y su entorno, sino que retrasó su inicio con todo tipo de maniobras para que no afectara a las elecciones gallegas.

En consecuencia, los aguirristas pretendían que Rajoy respondiera y cerrara la investigación interna abierta por María Dolores de Cospedal, la secretaria general, que tanto daño hizo internamente a Aguirre, puesto que mostraba la absoluta desconfianza que el líder tenía en ella.

Una vez más, la presidenta logró vencer el pulso a Rajoy, porque la investigación interna, como deseaba, se ha cerrado. Y eso que ella controló férreamente la comisión de investigación en la Asamblea de Madrid, hasta el punto de que ni siquiera permitió que comparecieran los dos principales espiados, Manuel Cobo y Alfredo Prada, ambos afines a Rajoy.

Con el cierre de las dos investigaciones, y pese a que la gran mayoría de los dirigentes consultados asumen que hubo espionaje, que lo hicieron funcionarios de la Comunidad de Madrid, y que si ella quisiera lo descubriría fácilmente, Aguirre da el asunto por superado y se concentra en salir viva políticamente del caso Gürtel.

El escándalo ha hecho dimitir a tres alcaldes madrileños y a un consejero y hombre de absoluta confianza suyo como Alberto López Viejo. Sin embargo, Aguirre se empeña en decir que todo son "mentiras" y atacar al juez. Ayer insistió en esa idea en su discurso ante la Junta Directiva.

La presidenta llegó a comparar el caso Gürtel con el del Prestige. Dijo que allí también se vivió una campaña de "desprestigio" que el juez de instrucción ha dejado en nada. "En este caso ocurrirá lo mismo".

Aguirre, que no asume que lo aportado hasta ahora por Garzón sean pruebas claras de corrupción, se mostró en todo momento confiada en la fortaleza del PP. Este partido, señaló, ha tenido una "reacción justo al contrario de como acostumbran a reaccionar los socialistas", ya que "en cuanto se han visto imputados, y a pesar de que la presunción de inocencia les ampara, han renunciado a sus cargos públicos y han pedido la suspensión de militancia para defenderse mejor y no involucrar al partido".

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