Reventón del Atlético

El Atlético volvió a ser ese equipo previsible, lento y torpón, incapaz de superar la adversidad. El mismo Atlético que, después de ventilarse al Barça y el Villarreal con un festín futbolístico y ofrecer la mejor imagen de la temporada frente al Madrid en Chamartín, se desanima sin remedio ante rivales supuestamente menores. Supuestamente, porque el Mallorca es hoy un equipo crecido, lleno de moral y, por el momento, intratable en su escalada clasificatoria. Gregorio Manzano supo frenar la hemorragia defensiva que durante la primera vuelta hundió al conjunto balear en los puestos de descenso. Al Mallorca, que lleva siete partidos sin perder, le sobra lo que al Atlético le faltó ayer: actitud.

Quedó claro desde el principio. Los de Abel salieron encogidos y permanecieron agazapados mientras el Mallorca trataba de hallar la combinación que le permitiera llegar al área. En el centro del campo, Martí impuso su veteranía a la ternura de Camacho. Fue la clave del plan de Manzano: Forlán y Agüero quedaron desasistidos y sólo aparecieron fugazmente mientras que el Mallorca se desplegó cómodamente por las alas a partir de Varela y Arango. La clase del venezolano fue la que rompió el atasco defensivo. Con un primer toque magistral, convirtió un balón dividido en un pase de gol que dejó paralizada a la defensa rojiblanca. Aduriz culminó su solitario sprint elevando sutilmente la pelota por encima de la vista de Leo Franco.

Pese al gol, al Atlético no le entraron las prisas. La primera parte finalizó con un par de ocasiones a balón parado como único bagaje ofensivo. En el segundo tiempo, Maxi estrelló un disparo en el palo. Y nada más. Jurado, mientras tanto, intentaba coger la batuta del ataque local. El mediapunta, cedido por el Atlético, es una pieza esencial e irrenunciable del conjunto balear. Hasta tal punto que, en la comida de directivas, el presidente mallorquinista, Mateu Alemany, negoció con éxito un acuerdo económico para que el club colchonero permitiera su alineación en el partido, prohibida inicialmente por contrato. El desembolso, cercano a los 120.000 euros, no valió la pena: en comparación con otras ocasiones, Jurado firmó una actuación más bien discreta.

No importó demasiado porque al Mallorca le bastó con mantenerse firme y sin alardes para contener a su rival. No le ayudó al Atlético el infortunio que pareció perseguir ayer a sus defensas. A las primeras de cambio, una lesión muscular de Antonio López obligó a Abel a remodelar la zaga. Con la entrada de Seitaridis, Heitinga cayó al lateral izquierdo. Pero, poco antes del descanso, el defensa holandés quedó noqueado (sufre traumatismo craneoencefálico y fue hospitalizado) tras un salto en el área con David Navarro. Esta vez fue un central, Seitaridis, quien pasó a ocupar el flanco izquierdo.

Tras la rueda de cambios, el Atlético quedó prácticamente irreconocible y evidenció la falta de un plan para remontar el partido. En el último suspiro, el Mallorca remató su buena faena con un velocísimo contragolpe de Gonzalo Castro. La victoria, inapelable, ante un candidato a disputar la Liga de Campeones, le aleja de un descenso que, no obstante, continúa en un puño: sólo tres puntos separan la undécima de la 18ª posición.